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Escrito por Deanna Brooks, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas
"¡Debe ser lindo ser tan santa!" O alguien podría decir, "Simplemente crees que eres mejor que los demás." ¿Alguna vez alguien te ha dicho eso cuando tomaste la decisión de no participar en algo que sentías que estaba mal?
En el principio, Dios dijo: "Hagamos al hombre a nuestra imagen" (Gén. 1:26-27, RVR1960).
¿Qué quiere decir que fuimos hechas en la imagen de Dios? En resumen, significa que actuamos como Dios.
Mira a los niños que conoces bien... ¿sus gestos, patrones de lenguaje y actitudes te recuerdan a uno de sus padres? Esto es lo que Dios quiere de nosotras... que seamos como Él.
El principal atributo de Dios es su santidad. SANTO es el único atributo llevado al tercer grado… ¡Santo, Santo, Santo!
“Sed santos como yo soy santo”, se repite varias veces en el libro de Levítico (11:44, 45; 19: 2; 20:7, 26).
1 Pedro 1:16 repite la amonestación a los cristianos.
Ser santa es ser apartada. Isaías 43:7 nos dice que fuimos creadas para Su gloria.
Cuando confesamos a Jesús como el Cristo, nuestro Salvador, el Mesías prometido, y nos sumergimos por la remisión de nuestros pecados, hemos tomado la decisión de ser como nuestro Padre Celestial y reflejar Su imagen. Nos hemos "vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad" (Ef. 4:24, RVR1960). Hemos elegido ser diferentes al mundo. Hemos sido llamadas a un propósito diferente.
¿Cómo se ve esto en la vida diaria? Significa que nuestros pensamientos, palabras y acciones son santos, que serían como Dios elegiría que sean. Significa que elegimos practicar el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, bondad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio propio (Gál. 5:22-23). Significa “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil. 4:8, RVR1960)
En Juan 17:14-16 (RVR1960) Jesús oró: “o les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo." Jesús sabía que encontraríamos dificultades en nuestra búsqueda de seguirlo y ser santas, así que oró para que estuviéramos protegidas de Satanás.
El escritor hebreo enfatiza cuán importante es la santidad cuando escribe, “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Heb. 12:14 RVR1960). ¡La santidad es imperativa, si queremos ver a Dios!
El Padre nos creó al principio a Su imagen... una imagen de santidad... así que mientras caminamos hacia nuestro hogar con Él, esforcémonos por hacer de Su plan original nuestra realidad.
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Escrito por Michelle J. Goff, directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Originalmente publicado el 14 de enero de 2015
Los miércoles por la noche, un grupo de mujeres en Denver se reunía para descubrir lo que significa ser humanas y santas. Nos reímos, dialogamos, escuchamos, profundizamos en la Palabra, examinamos el ejemplo de Jesús, oramos y siempre salimos animadas. Fue un aliento refrescante para muchas mujeres que han anhelado un lugar dónde pueden ser auténticas.
Para facilitar la conversación, estábamos usando el estudio bíblico interactivo de trece semanas que yo escribí, Humano Y Santo. Esa semana, íbamos a estudiar el capítulo 5, “Relaciones” y cómo podemos seguir el ejemplo de Jesús en mantener santas nuestras relaciones – no que sean perfectas, sino apartadas del mundo para un propósito.
¡Que tremenda bendición poder compartir con otras mujeres! La semana anterior, al estudiar el capítulo “Quebrantamiento, dolor, y pérdida,” nos recordamos que no estamos a solas en las luchas que enfrentamos. Al final de la reunión – el tiempo siempre nos quedaba corto – la hermana guiándonos esa noche observó: “¿No se han dado cuenta de lo hambrientas que somos al compartir nuestras luchas, al contarnos lo que de verdad está pasando en nuestras vidas?”
¿Te sientes igual de hambrienta? Te garantizo que no estás sola. Tenemos que tomar el tiempo y hacer el esfuerzo para llamar a alguien, reunirse para un café, mandar un mensaje de texto, o hasta enviar una carta por escrito. Piensa en la diferencia que marcaría en tu día si alguien hiciera lo mismo contigo.
Hagamos nuestras relaciones santas – apartadas del mundo para un propósito. En estas relaciones, podemos ser auténticas y hasta vulnerables porque Dios es el autor de ellas y Él anhela bendecirnos a través de las relaciones santas.