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Michelle Escrito por Michelle J. Goff, Fundadora y Directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro

“Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes y les ha dado ejemplo para que sigan sus pasos.” (1P 2:21)

Me encanta observar a los niños brincar en la arena, anhelando que sus piernitas alcancen la zancada de su padre y caigan en sus pisadas. El poema “Huellas en la arena” ilustra cómo Cristo anda en la arena con nosotros, y hasta nos carga, por los caminos de nuestras vidas.

Cuando reflexiono en lo que ha implicado el seguir los pasos de Jesús en mi vida, ha consistido en una mezcla de pasitos en las decisiones de día a día y gigantescos actos de fe aparentemente tontos.

El lanzamiento del Ministerio Hermana Rosa de Hierro fácilmente se podría considerar como uno de mis grandes saltos de fe. Una vez que Dios hizo clara la visión del ministerio (equipar a las mujeres a conectarse con Dios y las unas a las otras más profundamente), me dejó con una sola respuesta, “Heme aquí, envíame a mí” (Is 6:8). Renuncié mi trabajo, vendí mi casa, y salté.

Una de mis hermanas y su esposo proveyeron espacio en el sótano de su casa para que yo viviera y trabajara desde allí. La que ahora es presidente de la Junta directiva, Katie Forbess, me contactó tan pronto como anuncié mi decisión para decirme que estaba “completamente comprometida”, aún si fuera sólo como “animadora glorificada”. Tomando de mis ahorros y un préstamo pequeño de una hermana preciosa en la fe, comenzamos.

Por nueve meses, todos los días, por todo paso del camino, Katie y yo hablamos, oramos y luchamos con lo que significaba seguir los pasos de Cristo, personalmente y como una nueva entidad sin fines de lucro. El hecho de que Dios provee Hermanas Rosa de Hierro para andar con nosotras en nuestra caminata como hierro afilando a hierro es una tremenda bendición. El hecho de que Cristo anda con nosotros al buscar seguir Sus pasos es una de las promesas más bellas de la vida cristiana. En ese momento, tanto Katie como yo, estábamos pasando el luto por distintos eventos traumáticos en nuestras vidas, pero nuestros pasos para seguir los pasos de Cristo y nuestro andar, la una con la otra, proveyeron un camino hacia adelante.

Lo que Dios ha hecho crecer desde una idea plantada en mi mente y mi corazón hasta el Ministerio Hermana Rosa de Hierro internacional que conocen hoy día da evidencia de cómo Dios honra nuestro compromiso a seguir Sus pasos.

Los pasos, las decisiones y el compromiso continuo no siempre han sido fáciles. De la misma manera en la que Dios el Padre era fiel para andar con Su Hijo, guiándolo a siempre escoger la voluntad del Padre, Dios ha andado conmigo fielmente en mi seguir imperfecto. Él ofrece lo mismo para ti.

Lo que he aprendido de seguir los pasos de Cristo es que es una decisión diaria que requiere fe, una fe tan pequeña como una semilla de mostaza. Las bendiciones de Dios y el equipar que se realiza por el Ministerio Hermana Rosa de Hierro es un ejemplo a gran escala de seguir Sus pasos. La mayoría de las veces que nos comprometemos a seguir los pasos de Cristo son decisiones a pequeña escala, en las que quizás nunca sepamos el impacto.

Hoy, decidí pausar y orar, levantar algo al Padre, pidiendo que se haga Su voluntad y no la mía. Para esta entrada del blog, escogí el pausar y orar. Y pedí a Dios que usara Su Espíritu para comunicarse en vez de mis palabras.

Doy gracias porque Dios no guarda un récord de cuántas veces hemos tomado un mal paso y desviado del Camino. Al contrario, nos provee la oportunidad de volver al camino. Nos promete, “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1Jn 1:9).

Sí, hoy, pausé y oré. Pero también hoy, me puse impaciente e irritada. Dudé de la provisión de Dios porque no sabía cuándo ni cómo vendría. Entonces, para volver a seguir los pasos de Cristo, confieso, “Señor, Te necesito. O, Te necesito. A cada hora Te necesito.” Y me regocijo en la confianza que puedo tener en Su perdón.

Ahora, a ver cómo nos comprometemos a seguir Sus pasos mañana…

Ana Teresa VivasEscrito por Ana Teresa Vivas, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Canadá

A riesgo de hacer hincapié en lo obvio, voy a repetir el título de esta entrada del blog: “Hombres y mujeres que siguieron los pasos de Jesús” y enfatizar en la frase resaltada, porque quiero concentrarme en ello.

A través de los evangelios, podemos conocer el nombre de los apóstoles, esos doce seguidores más cercanos a Jesús. Adicionalmente, podemos saber algo de sus vidas y su ejemplo como imitadores de Él. Pero también hay otros hombres y mujeres que siguieron a Jesús, si no bien de manera tan cercana o desde el comienzo de Su ministerio, sí con gran amor y compromiso con Él y Su obra.

No los podemos identificar a todos, porque en ocasiones eran multitudes, los que seguían a Jesús, aún cuando también muchos lo abandonaron (Jn 6:66), pero de estos no queremos hablar hoy.

Veamos esta corta lista:

Lucas 19:1-9: Zaqueo
Juan 4:46-53: Oficial del rey
Marcos 15:40-41: María Magdalena, María, la mamá de Santiago el menor y de José, y Salomé
Mateo 12:15: Una multitud

Después de esto, Jesús iba con sus doce apóstoles por las ciudades y pueblos anunciando a la gente la buena noticia del reino de Dios. También iban con él varias mujeres que Jesús había sanado de espíritus malignos y de enfermedades. Una de ellas era María, conocida como Magdalena, de quien habían salido siete demonios. Juana, la esposa de Cuza el administrador de Herodes, Susana y muchas más. Estas mujeres ayudaban con su dinero a Jesús y a sus seguidores. (Lc. 8:1-3, PDT)

Estas son personas, como tú y como yo, que creyeron en Jesús. En muchos de los casos, no sabemos con detalle acerca de sus vidas como discípulos. Solo sabemos de su encuentro con Él, pero podemos ver el ejemplo de compromiso en algunos de ellos.

Mira el ejemplo de esas mujeres mencionadas en Lucas 8:1-3. Me impresiona ponerme mentalmente en el lugar de alguna de ellas e imaginarme el andar tras Jesus, dos siglos atrás. ¡No, que va! Tengo tantas preguntas para ellas. Siendo mujeres y viviendo dentro de una cultura como la de aquel tiempo. ¿Y qué me dices del tema del aseo personal femenino?... Ellas estaban muy seguras en cuanto a quién seguir y por qué. Solo eso explica su inversión de energía, tiempo y dinero en Jesús y Su campaña evangelística.

Con esta gente nos podemos identificar y “masticar” a qué se parece un seguidor de Jesús y cómo puedo yo representar a uno en pleno siglo XXI.

Alguien que sigue los pasos de Jesús está dispuesto a cambiar sus valores (Zaqueo), no le teme a las amenazas (Juana, la esposa del administrador de Herodes) y arriesga su posición (el oficial del rey).

Hay muchísimos más ejemplos de hombres y mujeres siguiendo a Jesús en los evangelios, y de todos ellos, si nos detenemos unos minutos, podemos aprender algo. Si miramos con atención. Si nos metemos en esa “película” de la vida de Jesús.

¿Quién es un seguidor entonces? Por los ejemplos que podemos encontrar en los cuatro libros que narran la vida de Jesús, podemos concluir que estas son algunas de las características de Sus seguidores: están dispuestos a cambiar su vida, a invertir de sus ganancias monetarias en la obra de Jesús, a invertir energía, tiempo y a sacrificar comodidades. Esos son algunas formas en la que esos primeros discípulos mostraron su compromiso y dieron ejemplo de cómo seguir al Señor.

¿De qué otras maneras puedes deducir que ellos estaban comprometidos? ¿Cuáles otras cosas sacrificaron? ¿Cómo ves tú ser seguidor de Jesús?

Agrega en los comentarios tus respuestas a estas preguntas o haz cualquier otra observación basada en el tema de esta entrada de blog.

Te animo y me animo a que pongamos la mirada en Jesús 24x7 los 365 días del año y obtengamos de Él la motivación, para ser Sus fieles seguidoras.

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