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Escrito por Beliza Kočev, Coordinadora brasileña del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
—Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen. (Lc 11:28)
Durante el año pasado hablamos mucho sobre la importancia de nuestro compromiso con Jesús, en nuestras oraciones, en nuestras relaciones con otras hermanas, con la iglesia, con los que no son cristianos todavía… siempre llevando delante de Dios toda área de nuestras vidas.
Una de las cosas que conversamos fue la importancia de silenciar el ruido a nuestro alrededor que nos distrae de oír a nuestro Señor. Dios nos está hablando en todo tiempo usando Su creación, nuestros hermanos en la iglesia y lo más importante, a través de las Escrituras.
El año pasado tuve la oportunidad de ser parte de un grupo pequeño de mujeres que se reunió semanalmente en mi casa para estudiar Comprometida a escuchar, un libro del Ministerio Hermana Rosa de Hierro que presenta 40 días de devocionales para ayudarnos a ejercitar nuestros músculos de escuchar.
Durante el transcurso de nuestras reuniones semanales, pasaron muchas cosas y crecimos juntas. Y aunque éramos un grupo de mujeres tan diferentes: mujeres de edades y profesiones variadas, solteras, casadas, algunas con hijos, otras sin (una hasta quedó embarazada durante el período en que nos reunimos), cuando compartimos las experiencias que tuvimos con los devocionales durante la semana y las reflexiones que provocaron, nos dimos cuenta de lo parecidas que somos.
Todas ya nos conocíamos. Asistíamos a la misma iglesia los domingos, pero ya tuvimos la oportunidad de profundizar nuestros vínculos, llorar juntas por el dolor que no fue nuestro, celebrar las alegrías y victorias, y orar las unas por las otras. Fue tan buena la experiencia que no estábamos listas para acabar con el grupo cuando terminó el libro, así que comenzamos otro (Llamada a escuchar) para seguir reuniéndonos.
Cuando compartimos nuestros Elementos Comunes, frecuentemente pedimos ayuda la una de la otra para cambiar en áreas que nos dimos cuenta que estábamos fallando. Y casi todas nuestras oraciones incluían una petición a Dios por ayuda, fortaleza y valentía para poner en práctica lo que habíamos oído de Él por los ejercicios.
De hecho, el escuchar es el primer paso: si no escuchamos, no sabremos que hay algo por hacer, ni menos cómo hacerlo. Pero lo que se hizo muy claro para todas durante esas semanas fue que necesitamos hacer algo con lo que escuchamos. No podemos quedarnos inertes. “Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca” (Mt 7:24).
Muchas veces, el desafío se siente demasiado grande. Nos miramos y parece que falta mucho por hacer para mejorar y que nunca llegaremos a la meta. La vida cristiana es un camino y durante ese proceso se trata de practicar lo que escuchamos y aprendemos de Dios que nos lleva a ser transformadas y a parecernos más a Cristo cada día. Y varias cosas necesitan ser puestas en práctica una y otra vez, con fuerza e intencionalidad.
Ese grupo de mujeres me bendijo muchísimo. Todo lo que vivimos y compartimos me edificó mucho. Y podía sentir el amor de Dios para mí a través de ellas. Encontré cuidado y acogimiento con mis hermanas.
¿Qué tal si te dijera que podrías también tener una experiencia como la mía? Profundizar tus vínculos con tus hermanas en Cristo, practicar escuchar a Dios, recibir apoyo y ánimo y ser desafiada a poner en práctica las cosas que has oído.
Te quiero animar a reunirte con un grupo de mujeres, aún si no están muy cercanas a ti (todavía no) y estudiar juntas Comprometida a escuchar. En nuestro sitio web, puedes encontrar toda la información para guiarte a iniciar el proceso. Y nuestro equipo está disponible y listo para contestar tus preguntas.
¿Necesitas ánimo? Aquí puedes ver videos de otras hermanas que comparten sus experiencias que también participaron en estudios de grupo pequeño con Comprometida a escuchar en varios países.
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Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. (Mt 7:24)
En conclusión al sermón del monte, Jesús nos recuerda de la importancia de poner Sus enseñanzas en práctica, practicando y aprendiendo como Sus seguidores. Es como construir una casa sobre la Roca. Las manos femeninas, arrugadas por la edad y sabiduría y las voces en clases de niños han formado este dicho en una canción memorable con acciones con las manos y un tono sencillo. Nadie quiere construir su casa sobre la arena porque sabemos que se cayó cuando “la lluvia descendió y el río se desbordó”.
Hoy también, cuando las tormentas de la vida amenazan con tumbarnos, debemos aferrarnos a las palabras de Cristo y construir o reconstruir nuestras vidas sobre la Roca.
El año pasado como ministerio, resaltamos las diferentes maneras en las que somos llamadas a vivir “Comprometidas con Cristo 24x7 en el 2024”. Con el lanzamiento del último libro de estudio bíblico para grupos pequeños, afirmamos que estamos Comprometidas a escuchar. Ya que hemos oído Sus palabras, debemos girar nuestra atención a ponerlas en práctica, como mujeres sabias.
Santiago 1:5 promete que, si pedimos sabiduría, Dios la proveerá. Los que tienen más experiencia de vida pueden dar testimonio de que la sabiduría se adquiere con el tiempo. Aprendemos de nuestros fracasos. Crecemos a través de las luchas. Todo lo que enfrentamos en la vida, cada pensamiento, acción, reacción y palabras salgan o no de nuestra boca, todo nos da la oportunidad de poner en práctica las palabras de Jesús.
Cumplir la enseñanza de Dios requiere práctica. No aprendí a tocar el piano ni a hacer una voltereta en una barra de equilibrio de inmediato. Ambas actividades requirieron práctica. Como niña, toqué muchas notas equivocadas y me caí de la barra de equilibrio más de una vez. Hoy, todavía puedo hacer una voltereta, pero no lo he intentado en una barra de equilibrio. Sólo puedo recordar unas pocas canciones básicas, super sencillas, en el piano. ¿Por qué? Dejé de practicar.
¿Cuáles son algunos ejemplos de la vida cristiana que requieren práctica?
Practicar implica fracasos y gracia. Aprender un idioma presenta desafíos. Para algunos, es más fácil escuchar los sonidos únicos, comprender la gramática y aprender el vocabulario. Pero sin importar tu capacidad para aprender un idioma, hay que comenzar hablando como un niño, imperfecta y equivocadamente. Nunca se perfecciona el idioma sin darse permiso para equivocarse y aprender de los errores.
¿Qué has aprendido de cometer errores como cristiana?
Este año, los martes (sólo una vez a semana), compartiremos historias bíblicas y personales sobre cómo podemos construir nuestras vidas en la Roca, poner las palabras de Jesús en práctica y practicar como mujeres sabias.
Queremos animarte a usar estas entradas del blog como guías para conversaciones en grupos pequeños, presencial o virtualmente. Habrá preguntas para conversar y, a veces, versículos bíblicos adicionales para estudio más profundo.
Vamos a practicar animarnos como mujeres sabias. En honor al año nuevo, a través de nuestras redes sociales, comparte una enseñanza que quieres poner en práctica este año (quizás una resolución para el año nuevo o una palabra clave en la que te vas a concentrar). Alternativamente, comparte un ejemplo de un área en la que quieres practicar con otras.
Si estás buscando inspiración, recomiendo que leas el Sermón del Monte (Mt 5-7) o que pidas Comprometida a escuchar como un devocional de 40 días que te facilitará escuchar dedicadamente y así aprender más sobre lo que Dios te está guiando a poner en práctica (Mt 7:24).