Escrito por Michelle J. Goff, directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Originalmente publicado el 14 de enero de 2015
Los miércoles por la noche, un grupo de mujeres en Denver se reunía para descubrir lo que significa ser humanas y santas. Nos reímos, dialogamos, escuchamos, profundizamos en la Palabra, examinamos el ejemplo de Jesús, oramos y siempre salimos animadas. Fue un aliento refrescante para muchas mujeres que han anhelado un lugar dónde pueden ser auténticas.
Para facilitar la conversación, estábamos usando el estudio bíblico interactivo de trece semanas que yo escribí, Humano Y Santo. Esa semana, íbamos a estudiar el capítulo 5, “Relaciones” y cómo podemos seguir el ejemplo de Jesús en mantener santas nuestras relaciones – no que sean perfectas, sino apartadas del mundo para un propósito.
¡Que tremenda bendición poder compartir con otras mujeres! La semana anterior, al estudiar el capítulo “Quebrantamiento, dolor, y pérdida,” nos recordamos que no estamos a solas en las luchas que enfrentamos. Al final de la reunión – el tiempo siempre nos quedaba corto – la hermana guiándonos esa noche observó: “¿No se han dado cuenta de lo hambrientas que somos al compartir nuestras luchas, al contarnos lo que de verdad está pasando en nuestras vidas?”
¿Te sientes igual de hambrienta? Te garantizo que no estás sola. Tenemos que tomar el tiempo y hacer el esfuerzo para llamar a alguien, reunirse para un café, mandar un mensaje de texto, o hasta enviar una carta por escrito. Piensa en la diferencia que marcaría en tu día si alguien hiciera lo mismo contigo.
Hagamos nuestras relaciones santas – apartadas del mundo para un propósito. En estas relaciones, podemos ser auténticas y hasta vulnerables porque Dios es el autor de ellas y Él anhela bendecirnos a través de las relaciones santas.