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Escrito por Wendy Neill, Coordinadora de avance del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Inmigrantes, refugiados y exiliados se encuentran en toda la Biblia. Abraham, Rut y Daniel terminaron viviendo como extranjeros, lejos de casa.
Daniel fue parte de la primera deportación después de que el Señor entregó a Joacim, rey de Judá, en manos de Nabucodonosor (Dan. 1:1-2). Parece injusto que Daniel, un verdadero seguidor de Dios, tuviera que sufrir por los pecados de los líderes de Judá, pero lo hizo. Nosotros también lo hacemos a menudo.
Daniel encontró un equilibrio entre someterse pacíficamente a este nuevo poder terrenal y seguir siendo fiel a Dios (1:8). Pudo discernir la diferencia entre adaptarse a un nuevo idioma, nuevas costumbres, nueva ropa y más, sin dejar de ser un ciudadano del reino celestial de Dios. Trazó el límite al no contaminarse a sí mismo con la comida del rey (capítulo 1), continuó orando incluso cuando estaba en contra de la ley (capítulo 6), y dijo la verdad, incluso cuando esto lo puso en peligro de muerte (capítulos 2, 4 y 5).
Dios es muy activo en la historia de Daniel. Hizo que el oficial principal de la corte, Aspenaz, mostrara favor y simpatía por Daniel (1:9) y le dio a Daniel conocimiento, comprensión y la capacidad de interpretar visiones y sueños (1:17, 2:19). Salvó dramáticamente a Daniel de una muerte horrible al cerrarles la boca a los leones (7:22).
Muchas de las que leen esto están lejos de casa. Puedes ser una inmigrante, una refugiada o una exiliada. Puede que anheles volver a casa, aunque no puedas volver, al menos no por ahora. En realidad, todas vivimos en suelo extranjero. El cielo es nuestro hogar. Tenemos que encontrar formas de equilibrar la humilde sumisión a los poderes terrenales sin dejar de ser fieles a nuestro verdadero Rey. Dios es soberano sobre todas las naciones y siempre está cerca y obrando. La historia de Daniel es una DIOStoria (Historia de Dios). La tuya también.
¿Te sientes una extranjera donde vives ahora mismo? ¿Qué tan bien equilibras tu humilde sumisión a los poderes terrenales mientras permaneces fiel a tu verdadero Rey?
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Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Al hacer un viaje a otra ciudad, me sentí en conflicto: había mucha gente para ver, pero insuficiente tiempo. En vez de nada más saludar a muchos y agotarme, decidí orar fervientemente para que Dios me guiara a visitar a quien sería más animada por mi visita.
Un nombre me venía a la mente como si fuera escrito frente a mis ojos… así que le mandé un mensaje y le pregunté si tenía tiempo más tarde para vernos y visitar un rato. Como una hora después, me respondió y me dijo que saldría del trabajo a las 4pm y le encantaría verme.
Lo que no mencionó sino hasta más tarde fue que estaba comprometida a trabajar hasta las 8… rara vez le dejaban salir temprano, pero que no la iba a necesitar esa noche. Ese “pequeño” detalle de su disponibilidad más pronto era una sola pieza de la historia que Dios estaba revelando y afirmando esa noche.
Amistades de años y de muchas experiencias compartidas desarrollan raíces. Aún si han pasado años sin conversar, esas amigas pueden retomar la conversación como si no ha pasado ni un día y compartir de los gozos y desafíos más profundos de la vida.
Mientras mi amiga y yo hablamos afuera de su casa y luego durante la cena, la evidencia de la mano de Dios obrando para coordinar nuestro tiempo juntas se hizo más evidente. Nos regocijamos de la fidelidad y provisión de Dios. Lloramos del dolor de las consecuencias del pecado, hasta de pecados que no son nuestros. Compartimos las luchas actuales que podemos levantar al Padre de parte de la otra.
Nuestra cita divina se convirtió en su propia historia que da gloria a Dios, llena de otras pequeñas historias de Dios. Y cuando nos despedimos más tarde, definitivamente nos sentimos conectadas más profundamente con Dios y la una con la otra.
Como ministerio este año, ésa es nuestra meta: equipar a las mujeres a conectarse con Dios y las unas con las otras más profundamente a través de las historias.
Cuando compartimos nuestras historias que dan gloria a Dios, abrimos nuestros ojos a cómo Dios está trabajando hoy. Comenzamos a reconocer Su mano en más y más situaciones, lo vivo y activo que es Dios.
Mientras más vemos a Dios en nuestras vidas, más nuestras historias se conviertan en historias de Dios… DIOStorias.
Mientras más vemos a Dios y Su gran amor a través de los personajes de la Biblia y sus historias, más vemos y confiamos en la soberanía de Dios… sus historias se conviertan en historias de Dios… DIOStorias.
Inventé la palabra DIOStorias para resaltar cuánto Dios está detrás de todas nuestras historias. En inglés, el término es HIStories (pareciera como HIStorias) para mostrar que las historias pertenecen a Él (His) en vez de a nosotras. Cuando unimos esas dos palabras, forman una cruz, nuestro enfoque principal.
Nuestras historias y las historias de la Biblia están unidas o tejidas como partes íntegras de la historia del amor eterno de Dios. El enfoque central de la historia del amor de Dios es Cristo.
Crecí en la iglesia, aprendí las historias de Noé y el diluvio, la fe de Abraham, Daniel en el foso de los leones, el bebé Jesús en el pesebre, y muchas otras. Sin embargo, no entendía que esas historias eran de personajes que formaban parte de la gran historia mayor de la Biblia. Es una gran historia de amor. Dios nos invita a ser personajes en Su historia, DIOStorias, beneficiando de Su amor. En la universidad, unos profesores me ayudaron a conectar los puntos de esas historias separadas y enfocarme en la historia eterna que Dios sigue escribiendo en nuestros corazones.
Cada historia del Antiguo Testamento era una sombra y afirmación del sacrificio perfecto de Jesús, el Cordero de Dios, cuando se hizo carne y habitó entre nosotros. La relación que tenía Dios con los israelitas, Su pueblo escogido, ilustra el carácter de Dios y nos recuerda que siempre tenemos la oportunidad de buscarlo, elegirlo y obedecer Sus mandamientos, diseñados para nuestro bien.
Nuestro Dios, Yahvé, el Gran YO SOY es el mismo hoy, ayer y siempre. Es el autor, creador y arquitecto de la mejor historia jamás contada.
Somos una pequeña parte de la historia eterna de Dios. Pudiera haber usando cualquier persona, pero nuestro Padre celestial eligió cada candidato imperfecto de las Escrituras para que Él recibiera la gloria. ¿Vas a permitir que Dios te use como candidata imperfecta para contar tu historia para que Dios recibe la gloria? Como Ester, quien sabe si fuiste llamada para un momento como éste…
Por favor, contáctanos si te interesa compartir una DIOStoria de la Biblia o una DIOStoria de tu propia vida. Gracias por aceptar la invitación de conectarte con Dios y con otras mujeres más profundamente a través de estas historias que dan gloria a Dios, y por compartir tu propia DIOStoria con otros. Es nuestra oportunidad de dar a Dios la gloria e invitar a otros a tener su propia DIOStoria con Él.