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Escrito por Katie Forbess, Presidenta de la junta directiva del MHRH
Febrero es nuestro mes de oración y lo ha sido por los últimos ocho años. Uno de los mayores ejemplos de la oración ferviente en mi vida ha sido el Ministerio Hermana Rosa de Hierro como tal. Nuestra misión es equipar a las mujeres para que crezcan en sus relaciones con Dios y las unas con las otras. Esa misión era una respuesta al deseo más profundo de mi corazón. En un tiempo cuando estaba clamando a Dios y pensé que no me estaba escuchando, Él estaba poniendo las cosas en moción que jamás pudiera imaginarme.
Cuando mi corazón estaba quebrantado, saliendo de Bolivia para regresar a los EE.UU., tenía muchas ideas y pensamientos. En mi plan original sobre cómo quería ayudar a mujeres a crecer más cerca de Dios y las unas a las otras, era para el estado de Arkansas. El MHRH es internacional en nuestro alcance y este año, hemos añadido un tercer idioma, ¡el portugués!
Creo que uno de los regalos maravillosos de la oración ferviente es que nos transforma cuando abrimos nuestros corazones y decimos con propósito y con poder, el poder de Dios, lo que necesitamos y lo que queremos.
Dios sabía cuando declaré en un taller de misiones mundiales que quería dedicar mi vida a Él. Quería ser misionera en una tierra extranjera. Él sabía lo que significaba y sabía más de lo que yo sabía sobre el por qué. Mi espíritu se estaba comunicando con Su Espíritu. Era una oración ferviente. No sabía cómo Dios la iba a contestar.
Dios está escuchando. Escucha a nuestras oraciones fervientes, así como cuando un bebé llora y todas escuchan para discernir el tono del llanto. O una niña que repite una y otra y otra vez, “Mamá, mamá, mamá, mamá, mamá,” hasta que le digas algo. Tienes que contestar. Alguien le tiene que responder. De la misma manera que un adolescente hace pequeñas cosas para buscar tu atención. Y si estás prestando atención, las reconoces de una vez, especialmente si es tu hijo o tu sobrino. ¡Tú sabes! Son ruegos fervientes y es lo que hacemos con Dios. Cuando lo hacemos transparentemente, crecemos, cambiamos, y sabemos que Dios ve los deseos de nuestros corazones.
Este año, estamos estudiando “Nuestra historia en Dios” y me está invitando a reflexionar más sobre cómo se han transformado mis oraciones durante el transcurso de la vida del Ministerio Hermana Rosa de Hierro. Desde su incepción y decidir si fuéramos una entidad sin fines de lucro o no, hasta la semana pasada cuando determinamos el tema para un evento o elegimos un software que necesitamos porque seguimos creciendo y necesitamos comunicarnos mejor dentro y fuera del equipo. Hay tantísmas maneras en las que sé que Dios ha escuchado nuestros clamores.
Me he llamado una animadora glorificada para el ministerio, pero quizás debería cambiarlo a una glorificada guerrera en oración ferviente porque a veces, cuando no puedo hacer lo que quisiera hacer para el Ministerio Hermana Rosa de Hierro, lo que sí puedo hacer es orar.
Y esa oración puede ser por lo que sea: una hermana que no conozco en otro país. Puede ser por Michelle por varias razones. Puede ser por un miembro del equipo o de la junta directiva, o por un proyecto que estamos iniciando o por una conferencia por venir. Las oraciones son ilimitadas y lo importante de esas oraciones es que son fervientes y que las hago con fe de que hay poder en ellas.
Dios quiere nuestra pasión. Ana mostró tanta pasión que Elías pensó que estaba borracha (1 Sam. 1:13). Apasionada es quizás una buena palabra para mí porque me han descrito como “demasiado.” “Demasiado” para las personas que no saben cómo recibirme. No me comprenden o piensan que soy demasiado demostrativa… he aprendido cómo mejor manejar esas situaciones, pero Dios quiere que yo sea “demasiado.” Dios sabe cómo recibir mis oraciones fervientes, apasionadas o “demasiadas.”
Cuando vemos la conversación entre Dios y Job. Dios le recuerda quién es él, pero Dios nunca le dice que no le quiere escuchar. Sí, Dios le pide que se calle, pero nunca le dice que no quiere escucharle ni que no le importa lo que Job le está diciendo. Dios nunca indica que no quiere que Job comparta sus pensamientos con Él. Lo que Dios sí dice es que le quiere recordar quién es Él. Y es justamente lo que pasa en la oración ferviente: nos abrimos con pasión con nuestros pensamientos, sentimientos, emociones y todo lo demás. Y luego te acuerdas a quién estás orando… “Cierto, Él es Dios,” y todo se pone en perspectiva.
Quiero dejarles con una última reflexión: Sólo puedo orar fervientemente a y ser apasionada con un Dios que conozco y amo. Es otra cosa que hace la oración ferviente. Trae a mi mente mi primer amor y recuerdo lo que de verdad es importante, lo que sí va a ser poderoso y Quién lo hace todo posible.
Finalmente, cuando se habla de la oración ferviente, Ana es un ejemplo bello. Pudiera haber hablado sobre mi propio ejemplo de un aborto. Pero lo que creo que es más efectiva es contarles cómo la oración es una parte íntegra del Ministerio Hermana Rosa de Hierro, de Iron Rose Sister Ministries y de la versión en portugués que todavía no sé cómo pronunciar. Todas queremos y necesitamos oraciones fervientes. Este ministerio no está basado exclusivamente en mis oraciones fervientes. Sólo soy un miembro de un equipo de una multitud de personas que han orado por, querido y necesitado el MHRH antes de que se iniciara y que han llevado al MHRH por su propia pasión y sus propias oraciones fervientes. ¡Gracias por ser parte de esas oraciones! Dios nos está escuchando.
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Escrito por Carolyn Jo Gower, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas
Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. (Rom. 12:12 NVI)
Mi nieto, Noah, de tres años, era bueno al hablar. Pero a veces teníamos que pedirle, por favor repite. ¡Caroline a los cinco meses era una parlanchina feliz! Le preguntábamos: "¿Cómo va tu día?" ¡Su respuesta era un parloteo con grandes sonrisas! ¡Ambos expresaban amor!
Jesús puede manejar nuestras oraciones, aunque nos sintamos deficientes. Jesús lo entiende. Cuando oramos (hablamos con Jesús), nuestro amor por Él brilla. Él quiere que seamos reales. Él nos hizo, vino a vivir entre nosotros y ahora vive para interceder por nosotros.
Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos. (Heb. 7:25 NVI)
¡Jesús está orando por nosotros! La oración llega al corazón de Dios no porque seamos dignas, no lo somos. Jesús es. Él habla con el Padre acerca de nosotras. Ha estado aquí y sabe cómo es todo.
No hay necesidad de palabras floridas u oraciones de la iglesia memorizadas. Nunca copies la oración de otra persona. Puedes usarla como un iniciador de oración, pero cámbiala para que hables desde tu propio corazón. ¿Alguna vez escuchaste la expresión “La honestidad es la MEJOR política”? A decir verdad, la honestidad es la ÚNICA política. Habla con Jesús honestamente primero. Él es nuestro Consejero, Príncipe de Paz, Dios Fuerte.
Ser fiel en la oración significa, “orar siempre, sin desanimarse” (Lucas 18:1 NVI).
La oración, o ser fiel en la oración, se convierte en parte de nosotras cuando leemos la Palabra de Dios y pasamos tiempo con Jesús. Por ejemplo, hace unas semanas, al leer sobre Juan y sus discípulos en Mateo 14, comencé a ver algo sobre la oración desde un ángulo diferente.
Juan el Bautista estaba en prisión por predicar el arrepentimiento mientras preparaba el camino para Jesús. Estaba haciendo todo correctamente. Pero las cosas no pintaban bien para Juan.
Los discípulos de Juan oraban por su rescate de Herodes. Pero en cambio, Herodes lo hizo decapitar. Su cabeza fue entregada en bandeja a Herodías. Juan fue asesinado de una manera indescriptible. ¡Hablando de decepción y dolor!
Juan tenía muchos seguidores. ¡Era un hombre poderoso de Dios! ¡No podemos comenzar a imaginar el dolor, el miedo y la ira que sus discípulos deben haber sentido!
Podrían haber estado pensando: “¡Ahora qué vamos a hacer, nuestro líder se ha ido! ¿Continuamos como discípulos de Juan? ¿Existe todavía un ministerio?”
En Mateo 14:12, leemos que después de enterrar el cuerpo de Juan (nótese que la cabeza de Juan ya no estaba con su cuerpo), sus discípulos fueron a Jesús y le contaron todo lo que había sucedido.
Lo único que tenía sentido era contarle todo a Jesús. Eso es exactamente lo que hicieron y algunos de los Evangelios registran que Jesús llevó consigo a los discípulos de Juan, incluso a Sus propios discípulos.
Tal vez la oración no sea difícil para nosotros después de todo. Ser fiel en la oración es ir primero a Jesús, momento a momento.
La forma de pasar de la falta de oración a la oración es orar.
Incluso se nos ordena orar, …fieles en la oración (Rom.12:12) y orar continuamente… (1 Tes. 5:17). Cuando oramos constantemente, hablar con Jesús se vuelve tan natural como tomar otro respiro.
Las Escrituras nos dicen a menudo que Jesús pasó mucho tiempo a solas en oración con su Padre.
Por causa de Cristo, el gran sumo sacerdote (Heb. 4:14-16), Dios nos invita a llevarle nuestras necesidades. “Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia de Dios, para que recibamos misericordia y hallemos la gracia que nos ayude en el momento de nuestra necesidad” (Heb. 4:16).
Dios escucha y cuando lo llamamos, ¡nunca obtendremos una respuesta de que "las notificaciones están silenciadas"!
Así como apreciamos el tiempo hablando con nuestros nietos, Cristo quiere tener comunión con todos Sus hijos.
Queridas Hermanas Rosa de Hierro, ¿se sienten cómodas yendo a Jesús, contándole todo lo que ha pasado