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Escrito por Jocelynn Goff, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas (y madre de Michelle J. Goff, fundadora)
¿Sabías que en realidad hubo un "Año de la Visión"? Sí, lo adivinaste, el 2020. Algunas de ustedes pueden recordar o haber participado en una fiesta de Nochevieja del 2019 con el tema de la Visión 20/20. Hubo todo tipo de frases, bromas, incluso anteojos de disfraces hechos con la forma del 2020. Iba a ser un gran año. Después de todo, 20/20 es lo que tradicionalmente hemos considerado una visión perfecta. Sin embargo, sucedió COVID y esa perspectiva fue silenciada. Se convirtió en el año que todos deseábamos que se diera prisa y desapareciera rápidamente, para que pudiéramos volver a la normalidad, o al menos a nuestra definición de normalidad. Realmente queríamos que el año 2020 estuviera en nuestro espejo retrovisor.
El año 2020 realmente ha quedado atrás. Pero, ¿dónde estamos ahora como nación, congregación, familia? O mirando más cerca de casa, ¿dónde estoy?
Para mí, el 2021 ha sido un año muy desafiante. El desafío más reciente ha sido un problema de salud adicional. La sensación de temblor de mi corazón fuera de ritmo parecía llamarme a preocuparme y ponerme ansiosa. Amenazó con consumirme. Sabía que tenía que reconocer que algo andaba mal y buscar ayuda médica. Sin embargo, también estaba buscando la respuesta adecuada a la ansiedad y no dejar que se me escapara de la mente, incluso cuando mi corazón necesitaba atención médica.
Oré por calma y por la perspectiva adecuada. Luego, mientras contemplaba los pensamientos para este blog sobre Visión Redefinida, me vino a la mente la canción Sé Tú mi visión.
Oh Dios, de mi alma, sé Tú mi visión,
Nada te aparte de mi corazón.
Noche y día siempre yo pienso en Ti,
Y Tu presencia es luz para mí.
Mi enfoque o visión ha tenido que volver a enfocarse intencionalmente en la perspectiva de dejar que mi Señor sea la visión de mi corazón, incluso cuando está latiendo físicamente de forma rápida fuera de sincronía.
Ha habido otros eventos en mi vida como puntos de enseñanza de este concepto. Por ejemplo, cuando estaba embarazada de nuestra primera hija, tomé clases de Lamaze y conocí la utilidad de un punto focal y una respiración relajada. Estos fueron importantes para mí para controlar el dolor durante el trabajo de parto. Elegí una tarjeta de anuncio de nacimiento como mi punto focal. Practiqué varias veces antes del parto, usando ese punto focal. Luego, durante el trabajo de parto, podía imaginarme mi punto focal, incluso si tenía los ojos cerrados. Todavía puedo imaginarme este punto focal cuando me encuentro en otras situaciones dolorosas.
Espiritualmente, la aplicación de este principio no es nueva.
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. (Heb. 12:2, NVI)
Él es nuestro punto focal. Fijamos nuestra visión en Él y dejamos que Él dirija con el ejemplo para tener gozo en la perseverancia y descansar en el trono de Dios.
Otro aspecto del método Lamaze fue aprender patrones de respiración relajada para cada etapa del trabajo de parto.
Espiritualmente, la respiración relajada es un recordatorio de Quién tiene el control. Un amigo me enseñó este concepto hace años: “Exhálate a ti misma. Inhala en Jesús". Es parte de dejar ir la noción de que soy yo quien está sentada en el trono y luego permitir que Su aliento me llene.
Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “¡Huesos secos, escuchen la palabra del Señor! Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo les daré aliento de vida, y ustedes volverán a vivir. Les pondré tendones, haré que les salga carne, y los cubriré de piel; les daré aliento de vida, y así revivirán. Entonces sabrán que yo soy el Señor’”». (Ezeq. 37:4-6)
Creo que puedo hablar por todas nosotras de que nos gustaría tener el aliento del Señor en nosotras y volver a la vida como esos huesos secos.
En resumen, no solamente como lo hacemos en enero, cuando establecemos Resoluciones de Año Nuevo, sino también a lo largo del año, debemos definir y redefinir nuestra visión para estar fijas en Él para que podamos tener gozo, aguante y estar llenas de vida del YO SOY.
Bendiciones y Feliz Año Nuevo.
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Escrito por Liliana Henríquez, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colombia
A nivel general, podríamos decir que la sociedad tiene ciertas expectativas de las mujeres dependiendo de cuál sea su rol o su estado civil. Por ejemplo, se espera que las mujeres se casen antes de los 30s, tengan hijos y además un trabajo próspero y rentable. Nada de eso es malo, pero la realidad es que a veces la vida no se nos presenta de esa forma o en ese orden y allí es cuando vienen los complejos y los conflictos con nosotras mismas.
Hoy te invito a que analicemos las cosas que SÍ podemos hacer sin importar nuestra cultura, rol o estado civil. Veamos la historia de Rut, una mujer viuda; es decir, soltera de nuevo, que decide emigrar a Belén con su suegra. Decidió empezar de cero, pero decidió hacerlo bien.
De su historia podemos aprender esto:
• Podemos escoger tener a Dios como nuestro Dios. (Rut 1:16) A veces cometemos el error de poner al chico que nos gusta, las amistades, el trabajo… como “dioses.” Se convierten en nuestra fuente de estabilidad emocional y nos desvían del verdadero Dios. Recordemos que todas esas cosas son efímeras y que podemos escoger lo mejor, como María en Lucas 10:41-42 (RVR1960): “Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”
• Podemos servir a otros. (Rut 2:11) Rut le sirvió a su suegra y la buena labor que ella hacía, era conocida por todos.
• Podemos trabajar arduamente. (Rut 2:15-18) Cuando estamos dispuestas a trabajar y ser productivas en el campo que nos corresponda, hallamos gracia y favor ante los ojos de los demás.
• Podemos aprender a apreciar los procesos y aprender de ellos. (Rut 2:23) El proceso de la siembra y la cosecha de la cebada y el trigo dura meses. Se siembra en otoño y se cosecha en primavera. Cada etapa del proceso es importante y Rut lo sabía. Ella no exigió resultados instantáneos, sino que fue haciendo las cosas correctas paso a paso con paciencia y confianza.
• Podemos cultivar un carácter admirable. (Rut 3:11) Rut era conocida en todo el pueblo, por ser una mujer virtuosa. Esa reputación fue cultivada con el tiempo y apreciada por todos.
• Podemos aprender a aceptar el consejo de una persona sabia. (Rut 3:18) Rut escuchaba los sabios consejos de su suegra Noemí.
Aunque Rut tuvo el final feliz que muchas solteras desean, es importante destacar que ella se casó DESPUÉS de haber manifestado todas estas características. Es decir, ella YA era una mujer virtuosa, servicial, trabajadora y devota de Dios ANTES de casarse.
Muchas veces vemos como algunas mujeres dicen, “Cuando me case, me enfocaré más en Dios, en el servicio, en crecer a nivel laboral, etc.” Rut nos demuestra que ese no es el orden correcto. Una mujer cristiana debería cultivar todas estas características desde temprana edad.
Nuestro carácter y decisiones, influyen totalmente en el resultado final que obtendremos. Rut tomó las mejores decisiones y por eso logró convertirse en la bisabuela de David.
La palabra de Dios nos redefine y nos moldea. Permitamos que siga haciendo Su trabajo en nosotras para permanecer redefinidas en el 2022.
Para mayor información sobre la vida de soltería bajo la perspectiva bíblica, te invito a leer el nuevo libro del ministerio, Una sola razón: Conversaciones con solteras.