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No hay una circunstancia de la vida perfecta – una que nos trae alegría constante y eterna, al menos que decidimos encontrar gozo en esa circunstancia. Pablo lo dijo claramente en Filipenses 4:11-13:
No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre. Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Citamos Filipenses 4:13 cuando enfrentamos los retos de la prueba en la cual nos encontramos. Y Cristo es nuestra fuerza en cada una de esas situaciones.
Sin embargo, en el contexto de Filipenses 4, Pablo nos recuerda que podemos, a través de Cristo, ser fortalecidas para encontrar gozo, a ser contentas en toda situación – seamos solteras, casadas, viudas, divorciadas, o “es complicado” (según el estatus de Facebook).
Filipenses 4 es uno de los textos bíblicos centrales en la clase que enseñé a mujeres solteras titulada, “Soltera y me encanta (mayormente).” Vimos cómo responder a la pregunta que siempre se nos pregunta, “¿Por qué sigues soltera?” También conversamos sobre cómo nos podemos apoyar y encontrar gozo al enfocar nuestra visión y nuestros pensamientos (Hebreos 12:2, I Corintios 4:18, Filipenses 4:7-9).
Mi oración hoy es que encuentres gozo y contentamiento sin importar las circunstancias. Cuenta las bendiciones de Dios en tu vida y recuerda lo mucho que él ha hecho por ti.
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Escrito por Katie Forbess, presidenta de la Junta Directiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Estimada Hermana….,
¡Hola! ¿Cómo estás?
Los artículos de blog de este mes se tratan de solteras y por esa razón decidí escribirte una carta con algunos pensamientos sobre ti y para comunicarte que tú eres una parte vital y absolutamente necesaria del cuerpo entero. Tú eres una parte imprescindible de mi vida y del Cuerpo de Cristo.
Tú eres una parte increíble de mi vida, particularmente de mi vida espiritual. Tienes una perspectiva y me brindas exhortación de una manera completamente única. Sé que ser soltera a veces ha sido un desafío para ti tanto como el ser casada ha sido un desafío para mí. Siempre me guías al Padre de una forma hermosa y edificante mientras no dejas que yo me salga con la mía tampoco. No siempre he sido capaz de comprenderte a ti como tú puedes comprenderme a mí.
Tu manera de trabajar en la iglesia detrás de las cámaras, mientras dedicas tu corazón entero a lo que haces, es inspirador. Tu forma de servir como partera a las mujeres y luego ayudar con la lactancia o cualquier necesidad que tengan es también impresionante. Dios te ha dado tantos dones únicos y aprovechas de ellos cada día cuando Dios te presenta con nuevas oportunidades.
Eres una persona sin miedo. Bueno, seremos honestas, a veces tienes miedo, pero enfrentas el miedo con la palabra de Dios. Tomas el miedo y lo pones en su lugar ante el Padre y lo declaras a otras hermanas para que ese miedo ya no tenga dominio sobre ti.
Tu fuerza viene de Jesucristo, y no de ningún otro hombre. Estás casada con Cristo de una manera que yo a veces anhelo. Tomas tu compromiso en serio tanto como un voto de matrimonio.
Sé que has sufrido periódicamente porque no siempre he sido considerada y no te aprecio tanto como debería. Han pasado muchas veces cuando has venido y me has ayudado y me has entendido cuando nadie más lo hizo. Comprendías lo que pasaba e hiciste algo al respeto. Siempre te dedicas a la oración y acción frente a las pruebas.
Dentro de la iglesia yo sé que han pasado momentos cuando los demás te han lastimado por hablar constantemente de buscarte una pareja, limitar tu opinión en el equipo misionero porque no tienes esposo, e ignorarte en las conversaciones y acciones. Lo siento. Siento que hayas sufrido y me esforzaré para hacerlo mejor y pido a Dios que como iglesia podamos hacerlo mejor.
Ofreces muchísimo a la iglesia y a la vida cristiana. Yo sé que cualquier congregación por donde entras, ya sea por un solo domingo o por diez años, es una congregación bendecida.
Gracias por ser tú misma y por ser honesta con los demás en cuanto a cómo Dios te forma y moldea en toda clase de circunstancias.
Eres una guerrera de oración y te agradezco por siempre estar dispuesta a orar conmigo, a orar por mí o presentar peticiones de oración. ¡Yo sé que tu vida está en un momento especial de espera para una misión nueva y estoy ansiosa por ver a dónde Dios te va a llevar!
¡Te quiero, hermana!
Katie