Conocí a la hermana Norma cuando estuve en Sacramento, California, para la conferencia de la mujer maravilla. Tuve el privilegio de compartir unas clases en inglés durante la conferencia y luego, el domingo por la mañana, pude también compartir sobre el Ministerio Hermana Rosa de Hierro con las hermanas hispanas durante la escuela dominical.
Norma se inspiró de tal manera que escribió un poema que compartió con las mujeres presentes para la confraternidad de damas unos meses después, en la Iglesia de Cristo Parkway, donde serví como expositora.
Les comparto su poema aquí para que también puedan apreciarlo y ser inspiradas por lo que Dios hace en la vida de cada una de nosotras.
Jesucristo la dádiva de vida
Era un pequeño capullo, rodeado de muchos espinos
Confiado iba por el mundo queriéndolos evadir,
A cada paso que daba, su corazón se marchitaba,
Su vida se ahogaba y apagaba a causa de cada espina clavada.
Aquel pequeño capullo que solo andaba en el mundo,
Rodeado de duros espinos que el enemigo clavó
Mi Cristo lo rescató. Pues una senda de espinos
En su camino halló y limpió, aquel pequeño capullo
Marchito, marchito por el dolor, mi Cristo vino a llamarle,
Sanarle y darle una vida mejor.
Señor, Señor mío, a tu llamado yo voy
A una senda gloriosa y llena de compasión.
Señor, Señor Jesucristo gracias por derramar su amor y perdón
Sobre este pequeño capullo que en bella rosa se convirtió,
Fuerte como el hierro, gozosa y triunfadora
Frente a las adversidades que el camino de espinos les causó.
Ahora, en rosa de hierro que con mucho amor
Cristo transformó, camina en la vida sirviendo al Señor, y
Orando con fe por todo capullo que mira
Marchitado y quebrantado por el dolor,
Para que también sean convertidas por el poder de Dios
En hermosas rosas de hierro al servicio de Dios.
Hermanas Rosa de Hierro, amorosas, virtuosas,
Hermosas, gozosas y triunfadoras,
Valientes y generosas. Sigamos sirviendo
En todo momento a nuestro Señor y Dios, Amen.