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Nilaurys Garcia 3.12.21Escrito por Nilaurys Garcia, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Chile

En la Palabra de Dios se hacen varias referencias al corazón, se nos llama a guardarlo (Prov. 4:23), a pedir y recibir un corazón limpio y nuevo (Sal. 51:10 y Ez. 36:26). También se hace referencia a cómo NO debe ser el nuestro, perverso (Sal. 101:4) y duro (Is. 46:12). Cada día nuestra prioridad debe ser tener un corazón conforme al de Dios, como lo tuvo David (1 Sam. 13:14). Un corazón que agrade a Dios y predique Su Nombre.

Me llama la atención saber que tenemos a Dios más cerca que nunca. Es imposible revisar alguna red social y no encontrar la transmisión en vivo de alguna clase, servicio de adoración o reunión de oración. Uno de los versículos en los que he meditado varias veces es "(..) si oyereis hoy su voz no endurezcáis vuestros corazones como en la provocación" (Heb. 3:15, RVR60). Es verdad que puede cansar un poco conectarse a toooodas las invitaciones que nos hacen y que debemos distribuir nuestro tiempo sabiamente entre familia, trabajo, estudios, ejercicio, la casa, el perro y muchas cosas más, pero debemos escoger el escuchar la voz de Dios porque corremos el riesgo de que se endurezca nuestro corazón.

Definamos un poco la palabra endurecer, según una de las cuatro definiciones que da la Real Academia Española es "Volver cruel, obstinado o insensible a alguien" y también es "poner algo duro." Tomando ambos conceptos analicé como si se tratara de la piedra, un objeto que fácilmente se puede identificar como duro, y la conclusión fue que, a través de golpes y objetos filosos, con agua a presión o alguna herramienta que pueda penetrar en ella, se puede hasta darle forma. Pienso en el pueblo de Israel cuando decidieron rebelarse contra Dios y se volvieron insensibles. Sé que en más de una ocasión me he parecido mucho a ese pueblo y es probable que mi corazón haya tenido algunas partes en las que Dios tuvo que trabajar a través de unos cuantos golpes; y si se lo están preguntando sí, sí dolieron. Dicen por ahí que después de algunas cuantas caídas uno aprende, puede ser que aprendes a hacer las cosas de mejor manera o a no hacerlas más, en mi caso fue un poco de las dos.

Escuchar la voz de Dios y no endurecer el corazón se puede lograr a través de pequeños pasos, por ejemplo:
1. Estudiando Su Palabra.
2. Orando por las peticiones de Su pueblo.
3. Utilizando las herramientas tecnológicas para conectar con nuestra familia y amigos.
4. Pensar en aquéllos que en tiempos de pandemia se pueden sentir solos y necesitan escuchar una voz amiga.

¿Pan comido? Subamos de nivel entonces.


5. Hacer Su voluntad y no la mía.
6. Ceder el control.
7. Alabarle en TODO tiempo.
8. Dejar que me transforme a Su imagen y semejanza, aunque duela.

Cuesta un poco más, pero las consecuencias de no cuidar nuestro corazón son más dolorosas que decidir hacer Su voluntad. El peligro más grande es no sentirse, porque perdemos la sensibilidad y no sabemos cuándo nos alejamos por completo de Dios. ¿Me ayudas a que no se endurezca mi corazón?

 

miércolesdemotivación02 3.10.21Escrito por Deanna Brooks, voluntaria del Ministerio hermana Rosa de Hierro en Searcy, AR

¿Cómo te sentirías si te levantaras para hacer tu pan de la mañana y encontraras una familia de ranas en tu tazón de masa?

Fue la segunda plaga: “El río Nilo se colmará de ranas. Saldrán del río y se meterán en tu palacio, ¡hasta en tu dormitorio y sobre tu cama! Entrarán en las casas de tus funcionarios y de tu gente. Incluso saltarán en tus hornos y en los recipientes donde amasan tu pan.” (Ex. 8:3 NTV).

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y les dijo: Orad a Jehová para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y dejaré ir a tu pueblo para que ofrezca sacrificios a Jehová.
Y dijo Moisés a Faraón: Dígnate indicarme cuándo debo orar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que las ranas sean quitadas de ti y de tus casas, y que solamente queden en el río. Y él dijo: Mañana.” (Ex. 8:8-10 RVR1960)

¡MAÑANA! El faraón quería que las ranas se fueran... llamó a Moisés... y, sin embargo, cuando Moisés estuvo dispuesto a orar para que Dios quitara las ranas, el faraón decidió mantenerlas cerca una noche más. ¿Por qué? ¿Pensaba el obstinado y orgulloso faraón que, posponiendo la petición a Dios, él mismo podría encargarse de las ranas?

¿Hacemos lo mismo nosotras?

“Una noche más con las ranas” no es la forma en que queremos vivir nuestras vidas. Necesitamos vivir intencionalmente... siguiendo el camino de Jesús.

Creo que Satanás se regocija cuando nos ve postergando cualquier cosa que sea importante, pero especialmente si es algo que mejoraría nuestra relación con el Padre.

Detente y piensa en cómo gastas tu tiempo... ¿qué es importante para ti...? ¿estás dedicando tiempo a las cosas que son más importantes?

Pablo escribió: “Lo primero que les enseñé fue lo mismo que yo aprendí: que Cristo murió en lugar de nosotros, que éramos pecadores. Tal como lo enseña la Biblia, fue sepultado y, después de tres días, Dios lo resucitó.” (1 Co. 15:3-4 TLA)

PERO, todavía hay vida diaria que cuidar. ¿Qué podemos hacer para mantener nuestras prioridades en orden y hacer lo que hay que hacer? ¿Hay algo que te tome tiempo/energía/finanzas que no necesites/disfrutes y puedas eliminar?

Establece prioridades identificando las cosas como "debo hacer/tener", "cuando sea posible" y "quiero".

Colosenses 3:23(TLA) nos dice: "Todo lo que hagan, háganlo de buena gana (diligentemente, con entusiasmo), como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente."

Proverbios 27:1(TLA): "No presumas hoy de lo que piensas hacer mañana; ¡nadie sabe lo que traerá el futuro!"

Todas tenemos cosas inesperadas que nos llevan a olvidar algo importante. Esto trae frustración, lágrimas, enojo... y, a veces, el señalar con el dedo y culpar a los demás.

Haz lo que puedas cuando puedas, porque nunca sabemos cuándo surgirá esa necesidad/problema inesperado para exigir que nuestro tiempo y energía vayan en una dirección diferente.

Aprendamos del faraón y no dejemos para mañana lo que se puede hacer hoy... ¡NO MÁS NOCHES CON LAS RANAS!

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