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miércolesdemotivación05 3.31.21Escrito por Erica Peck Dexter, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Searcy, AR

¿Has pensado mucho en cuáles son tus prioridades? Pero de verdad. No sólo pensamientos temporales, “Oh sí, yo valoro mucho a Dios, mi familia y amigos,” y luego sólo piensas en la siguiente cosa para hacer. ¿Qué significa una prioridad para ti?

Hace muchos años, sentí mucha presión sobre qué dirección tomar entre trabajar, pasar tiempo de calidad con mi familia y regresar a la universidad como estudiante mayor. Recuerdo específicamente pedir a Dios parar que me ayudara a poner mis prioridades en orden. ¿Adivina qué paso? Lo hizo. Como un mes después, estuve arrodillada y sin darme cuenta dije, “Gracias Señor, por ayudarme a poner mis prioridades en orden.” Mis propias palabras contestadas. Pausé, y me dije, “¡Guao! ¡Él me ha dado exactamente que le he pedido!” Sonreí, y le di gracias nuevamente. Cuando reflexioné, pude ver que, en cada área de mi vida, Él había hecho las decisiones más claras e hizo que fuera más fácil priorizar lo que era más importante.

¿Sabes dónde podemos ver buenas prioridades en acción? ¿Quién recuerda a Abigail de 1 de Samuel 25? En ese tiempo, David y sus sirvientes estaban viviendo en la tierra de Nabal, pastoreando las ovejas y vacas. Habían tratado muy bien a los sirvientes de Nabal, no habían robado nada, y en general, eran muy buenos muchachos. Luego, van donde Nabal en un tiempo de festividades para pedir su bendición, y ver, “si puede darles lo que tenga a la mano” (vs. 8). El esposo de Abigail, Nabal, cuyo nombre significa “necio o fracaso” recibe a los sirvientes de David con un actitud muy fea y hostil, y les manda a salir sin nada. Cuando aquellos sirvientes regresan para decirle a David lo que pasó, se puso furioso. Con tanta ira, él dice, “¡Que Dios me castigue sin piedad si antes del amanecer no acabo con todos sus hombres!»” (vs. 22)

Aquí es donde vienen las buenas prioridades: Un sirviente corre a Abigail para decirle la noticia de lo que sucedió, y que David está furioso ahora, y le pregunta, ¡¿qué haremos!? El versículo 18 dice que “Abigail no perdió tiempo.” Literalmente, comenzó a cocinar preparando un montón de comida y regalos para David y sus sirvientes en esperanza de que se calmara su enojo y evitar la batalla que pasaría si no se hacía nada. Al final, David acepta sus regalos, y le dice, “¡Y bendita seas tú por tu buen juicio, pues me has impedido derramar sangre y vengarme con mis propias manos! (vs. 33) ¡Guao! Ella no perdió tiempo en actuar en esa decisión, haciéndola una prioridad. Y ella fue bendecida.

¿Qué prioridades estás escogiendo? Te animo a ser como Abigail, y no perder tiempo en hacer lo que el SEÑOR te ha llamado hacer. Empieza hoy mismo. Toma coraje y toma Su mano. Tú serás bendecida.

 

2021 03 Michelle Guzman Redefiniendo nuestras prioridadesEscrito por Michelle Guzmán, Voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colorado Springs, CO

Nuestras agendas reflejan 100% nuestras prioridades. Pero ¿cuántas veces te ha tocado redefinir tus prioridades debido a una emergencia?

Al leer Mateo 14 leemos acerca de la muerte de Juan el Bautista y cómo Jesús recibió la noticia. Creo que Jesús reorganizó su agenda al escuchar que su ser querido había fallecido en las manos de Herodes. Pedro tuvo que reorganizar sus prioridades cuando Jesús decidió quedarse en tierra y mandarlos a ellos en barco, quizás Pedro había hecho planes para apoyar a Jesús en su pérdida reciente.

No sabemos específicamente qué sucedió, pero sabemos claramente que este viaje en barco no resultó en lo que todos habían planificado. Era ya de noche, estaban cansados, alimentaron a 5,000 hombres. Estaban exhaustos. Pedro en aguas profundas en medio del lago, quizás tratando de asegurarse a la barca para no caerse porque los vientos eran fuertes; estoy segura que su agenda preparada no reflejaba lo que ese día y madrugada estaba sucediendo.

Luego del susto que se dieron al creer que la sombra de Jesús caminando sobre el agua era un fantasma, Pedro en su natural impulsividad, vio una excelente oportunidad para caminar en el agua, sonaba como una aventura entretenidísima. ¿Me pregunto si yo estando en la posición de Pedro le hubiese pedido a Jesús que me llamase a salirme de la barca? En realidad, no sé la respuesta. Siendo que el viento estaba soplando en contra, creo que mi prioridad en ese momento hubiese sido ir a Genesaret lo más pronto posible, el susto del fantasma y la fuerza del viento en las olas creo que hubiesen sido suficientes para mí. ¿Cuál hubiese sido tu prioridad en este momento para ti?

Pedro tuvo una verdadera redefinición de sus prioridades, no las de su agenda, pero sí las de su sobrevivencia. Al momento de salirse del barco tenía quizás como prioridad acercarse a Jesús, tener un momento de acción y gozo, y luego llegar a tierra en Genesaret. Pedro quizás se sentía muy seguro de sí mismo y de su relación con Jesús. No creo que pensó que se iba a estar ahogando minutos o segundos después de poner sus pies en el agua. Aparentemente, a Pedro le gustaba la sensación del agua, su prioridad de acercarse a Jesús aún seguía en pie, hasta que la fuerza del viento le hizo reorganizar sus prioridades de la manera equivocada. Pedro alineó sus prioridades a su lógica y eso le hizo perder perspectiva.

“Pero, al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó: —¡Señor, sálvame!” Mateo 14:30 (NIV)

Cuántas veces nos hemos encontrado tratando de acercarnos a Jesús, pero nuestra lógica nos hace alinear nuestras prioridades en el orden incorrecto. Al fijarnos en nuestra condición humana y el fuerte viento, perdemos perspectiva de que Jesús aún está caminando en el agua. Pedro no se distrajo por el agua, ni por el viento, Pedro se distrajo por la fuerza del viento. En nuestro caminar con Cristo, aprendemos quizás a caminar en el agua y hasta esperamos que el viento sople. Pero cuando la fuerza del viento es demasiado para nosotros, nos es muy difícil ver que Jesús aún está parado sobre el agua. Si yo alineo mis prioridades en mi vida pensando solamente en mi condición personal, generalmente no voy a poder sostenerme cuando el viento sople fuerte. Si yo alineo mis prioridades al amor de Jesús, entendiendo que no importando mi condición, Jesús va a permanecer parado sobre el agua, entonces el temor no se va a apoderar de mi corazón.

Prioridades alineadas al temor versus prioridades alineadas al amor de Jesús
Los peores errores que he cometido en mi vida han sido porque he alineado mis prioridades al temor y he tomado acción en mi planificación diaria de acuerdo a esas prioridades. El temor a lo que otros me puedan hacer o a que me lastimen, quizás ha empañado mi visión en muchas ocasiones, tomando posesión de mis prioridades y, por consiguiente, de mis emociones y de mis acciones diarias. ¿Te ha sucedido? En medio de un divorcio, en medio de una situación de trabajo difícil, en medio de la pérdida de un ser querido, o en medio de un problema de finanzas serio, Jesús aún es capaz de caminar en agua. Si nuestro corazón está en una búsqueda constante de Él y de Su amor por ti y por mí, seremos capaces de establecer nuestras prioridades diarias, semanales y mensuales de la manera correcta y estar mejor preparadas para no tener temor cuando el viento sople fuerte.

“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:1-2

Prioridad principal: Tiempo diario a solas con Jesús
Tu tiempo a solas con Jesús a diario en tu devocional matutino te dará la capacidad y práctica de entender que el amor de Dios en nuestras decisiones diarias es capaz de prepararnos para poner los pies sobre el agua y disfrutar del viento; y, cuando la fuerza del viento aumente, colocar nuestros ojos en Jesús, quien en las peores circunstancias aún es capaz de caminar sobre el agua.

 

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