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En el sexto grado, escribí un reporte sobre la adopción internacional. Siempre había soñado con tener hijos, pero no ha sido el camino en el que anda mi vida. No me he casado y no he tenido hijos, en un sentido tradicional.
“Deléitate en el Señor y te concederá los deseos de tu corazón,” ¿Cierto? Mi deseo fue el de ser madre, no iba a pasar de las maneras que anticipaba.
Me acuerdo claramente la primera vez que me di cuenta de las adopciones internacionales en las cuales ya había tomado parte. Miré las caras de las chicas en mi sala una noche para un estudio bíblico de damas. Había mujeres de Venezuela, Ghana de la África Oeste, y varios estados de los EE.UU. Me humilló y me gocé al darme cuenta de esa realidad, pero Satanás seguía atacándome y tratando de convencerme que los deseos de mi corazón fueron incumplidos.
Dios me tiene mucha paciencia y es paciente para revelar el cumplimiento de nuestros deseos. Permíteme compartir una historia en particular que revela la transformación de mi gozo y de los deseos de mi corazón – una historia que compartí este fin de semana pasado en Sacramento con las hermanas solteras presentes.
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Unos amigos míos tuvieron a su segundo hijo, una niña, un lunes por la noche en febrero del 2014. Noah James le dio la bienvenida a su hermana menor mientras mamá y papá compartieron en el gozo inexpresable de dar a luz a una nueva criatura sana.
Me desperté el martes al ver su linda foto por Facebook y mi corazón se llenó de gozo por ellos – no sólo el gozo del nacimiento de una niña, más también un recordatorio de la transformación que podemos tener en Cristo cuando rendimos nuestras vidas a Él.
Tia y Charlie fueron estudiantes activos del Centro Estudiantil Cristiano de LSU donde serví como ministra de universitarios por seis años. Su historia es una del poder de Dios, del Espíritu trabajando en la vida de uno, y si les contara unas historias de cuando primero los conocí, no reconocerías los hijos de Dios que son hoy en día.
Me honra haber sido una pequeña parte de su historia y me emociona verles pasar esa hambre y sed por Dios y por vivir santamente a sus hijos: Noah James y Abigail Joy. Aunque ya no vivimos en la misma ciudad, la oración y la tecnología nos mantiene con un vínculo fuerte y conectados de por vida.
Sin embargo, mi mayor fuente de gozo vino unos pocos minutos después de que marqué “me gusta” en la foto de la recién nacida. He incluido abajo el mensaje de texto que Tia me mandó. Lo comparto con mucha humildad como recordatorio de la promesa de redención y con mucho amor. ~ Michelle Joy
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Abigail Joy recién nacida[/caption]
“Abigail Joy. Nombrada por la mujer que me dio sed por el Agua Viva. Te quiero.”
Casi no pude terminar de leer el mensaje de texto dado que mis ojos se llenaron de lágrimas humildes y gozo inexpresable. Fue un testimonio de la transformación que Dios había realizado en los deseos más profundos de mi corazón – no di a luz a ningún hijo de manera tradicional, no tuve hijas con las cuales pude compartir mi segundo nombre, Joy. Sin embargo, he tenido hijos espirituales y doy gracias a Dios por la oportunidad de llamar a Abigail Joy mi nieta espiritual.
P.D. “Joy” significa gozo en inglés y es mi segundo nombre.
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Noah James, Michelle Joy, y Abigail Joy[/caption]