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Escrito por Johana Batres, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colorado Springs, CO
“Año nuevo, vida nueva” es un dicho muy popular en América Latina, se inicia un nuevo año, y para la mayoría de las personas en el mundo, las que no conocen de Dios, las cosas seguirán igual o peor; considero que este pensamiento de vida nueva sólo será una realidad cuando Cristo sea el Señor de nuestra vida, mente y corazón.
Comenzamos un año nuevo, y con Él una nueva vida en Cristo Jesús, con una nueva esperanza y un nuevo y maravilloso amor por Cristo que nace en nuestros corazones. ¿Cuáles son los nuevos propósitos para este año? Algunos quieren bajar de peso, otros tener un empleo, hacer negocios nuevos, no sé. Pero cada uno de nuestros días de este nuevo año, debemos reflexionar en que la paz que tanto anhelamos y que buscamos en muchos lugares, viene a nosotras solamente cuando pasamos tiempo en comunión con Dios, agradeciendo al Padre por el regalo de Jesús y la presencia del Espíritu Santo. ¿Ya trabajaste en tus planes y proyectos para el 2021? ¿Tiene Jesús el primer lugar en esos planes?
En este nuevo año cobraremos nuevas fuerzas de lo alto, una nueva y poderosa bendición que viene de parte de Dios, sólo si mantenemos nuestra fe fuerte, firme y resistente tomadas de Cristo Jesús. Si estamos cerca de Él. Si caminamos con Él. Si nos proponemos a comenzar este nuevo año de esta manera, con una nueva visión de Dios, renovando nuestro pacto de amor, de consagración, de santidad y de servicio; veremos este año con nuestros ojos espirituales abiertos, y vamos a ver nuevas esperanzas, experiencias y mayores expectativas.
Leamos la Palabra de Dios en 2 Corintios 5:17 (RVR1960), “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
La Palabra de Dios nos dice que los que están en Cristo nuevas criaturas son; lo primero que tenemos que tener en claro es que Dios está hablando a todos los escogidos, herederos del reino, los que han creído en Su Hijo Jesucristo como su Señor y el Salvador de sus almas (Jn 3:16). Los que andan conforme a la verdad (Gál. 4:6-7), los que se han negado a sí mismos para ser instrumentos de honra en las manos de Dios y han tomado su cruz, sin mirar atrás (Mat. 16:24), los que son capaces de crucificar su carne y sus pasiones mundanas (Gál. 5:16-21).
Nacer a una nueva vida en Cristo Jesús es cambiar, ser transformadas y renovadas día a día, momento a momento, es morir a la vieja vida conforme al mundo que vivíamos, sometidas al pecado, a los malos deseos, manipuladas por las obras y mentiras de Satanás, Colosenses 3:5-7 (RVR1960), “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros; fornicación, impureza, pasiones desordenadas; malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por la cual la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en la cual también vosotros anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.”
¡Gloria a Dios! Al creer en Jesucristo hemos pasado de muerte a vida, de un reino y un estado a otro, de una manera de vivir a otra, nuestros pensamientos han sido trasformados y nuestra nueva forma de vida es el resultado de esa transformación en Cristo Jesús:
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Rom. 12:1-2)
¿Por qué decimos que somos nueva criatura?, somos nuevas criaturas en Cristo, porque el Espíritu Santo ha sido derramado en nuestros corazones desde que pusimos nuestra fe en el Hijo de Dios, y nos bautizamos; porque la Palabra de Dios ha saturado nuestro ser y es ella misma que nos conduce a la verdad y es la luz que nos guía en el camino de la salvación (Ef. 4:22-24); nos dice la Palabra de Dios que al nacer de nuevo en Cristo Jesús, las cosas viejas pasaron y he aquí son todas hechas nuevas (2 Co. 5:17).
Acabamos de terminar un año más en Cristo, con alegrías, con tristezas, con altibajos, en conflictos, con dolor, quizás con amargura de alma, o con bendiciones, en abundancia o en necesidad, pero esto es lo viejo, el año vivido. En este año nuevo hay nuevas y preciosas promesas de Dios para nuestras vidas, y esto es lo que Dios quiere que quede grabado en cada una de nosotras. No las cosas que pasaron, sino todas las cosas nuevas que Él tiene para Sus hijos. Tomemos esta palabra como un reto de parte de Dios y veremos los resultados de ella al transcurrir este año, el cual terminará en victoria si tú y yo creemos, "Para el que cree todo le es posible” (Mar. 9:23, RVR1960).
Todo lo que pasamos y vivimos en el año 2020, no fue en vano y sin provecho, Dios permitió que pasáramos por manantiales y desiertos para sacar el mayor provecho, madurez, experiencia y rendimiento de cada una de nosotras, para el propósito para el cual Dios nos ha llamado.
En este año 2021, la bendición de Dios nos alcanzará hasta sobreabundar en todas las cosas en lo espiritual, físico y material, 3 Juan 1:2 (RVR1960) nos recuerda, “Amado, yo deseo que tú seas prosperado, en todas las cosas y que tengas salud, así como prospera tu alma.”
Este nuevo año será un año de prosperidad y éxito para todas las que se atreven a creer en Dios y Sus promesas, la victoria de todas nuestras batallas no se mostrará en nuestro exterior si primero no se vive en nuestro interior, en nuestros pensamientos. Que Dios nos bendiga y guíe nuestros pasos para este nuevo año que acabamos de iniciar.
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Escrito por Jennifer Percell, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en St. Joseph, MO
Los que viven en remotos lugares se asombran ante tus prodigios;
del oriente al occidente tú inspiras canciones de alegría. (Sal. 65:8, NVI)
¡Buen día Hermanas! Sí, es la mañana, la mañana de la alegría. Cada día que nos despertamos y tenemos la oportunidad de alabar al gran Dios del cielo es una nueva mañana de gozo.
Hace varios meses, estas declaraciones sólo habrían traído dolor a mi corazón. Mi corazón estaba envuelto en una gran nube de oscuridad. No sólo estábamos aislados en una pandemia aterradora, mi amada hermana mayor estaba sufriendo una enfermedad terrible, yo tenía muchas preocupaciones por mis hijos y yo también estaba sufriendo una enfermedad difícil. Parecía haber pocas esperanzas de alegrar cualquier mañana.
Mis oraciones fueron bastante desesperadas en esos meses. Dado que estoy limitada por la perspectiva humana, pude ver pocas posibilidades de cambio en cualquiera de las situaciones que me agobiaban. Mis súplicas desesperadas eran para que Dios trajera algún cambio a circunstancias aparentemente inmutables. Sin embargo, esas oraciones hicieron poco para consolarme, porque no podía ver las posibilidades. Sabía que la visión de Dios era mucho más grande que la mía, pero como no podía ver las resoluciones, mi corazón se negaba a tener esperanza.
Mientras escribo hoy, todavía estamos en medio de una pandemia aterradora. La enfermedad de mi hermana ha progresado hasta convertirse en una condición terrible, mi enfermedad sigue sin diagnosticarse y es bastante dolorosa, y todavía siento una gran preocupación por mis hijos y nietos. En medio de todo esto, lucho por describir mi alegría. Los ríos profundos de alegría insaciable que me han sobrevenido alimentan mi alma hambrienta de una manera que no he conocido en mis 61 años de esta vida difícil.
La forma en que Dios puso Sus grandes y fuertes manos en mi propio ser y reformó mi corazón fue más efectiva y perfecta que cualquier cirugía que pueda intentar sanar mi cuerpo. Me río a carcajadas ante mi débil perspectiva de creer que el cambio no era posible. ¿Alguien puede mirar al 2020 y sentir que la vida no cambia? Los cambios producidos al experimentar una gran turbulencia nos parecen muy negativos. Si pudiera contarte las oraciones contestadas que Dios me dio durante los últimos meses, podrías ver, y no podrías dejar de ver, Su gran mano en cada momento de mis días. Verás, como yo he visto, que cuando la vida es más desesperada es cuando nuestra visión finalmente se aclara, y el increíble e indescriptible amor del Dios del cielo brillará en brillantes arcoíris tecnicolor.
Mientras lloras y te lamentas con miedo, por favor abre los ojos y míralo a Él. Míralo llegando a tu corazón, haciendo tiernos y suaves ajustes a tu perspectiva. Ojalá pudiera describir cómo funciona. Si pudiera, no lo necesitaría tanto a Él. Sal de tu oscuridad y permite que el calor de Su luz te nutra. Hermanas mías, la mañana es muy, muy hermosa.
Lee Su palabra ahora mismo, lee cómo trabaja el Alfarero en Jeremías 18:4 e Isaías 29:16 y 64: 8.
Lee Lamentaciones 3:1-59 y canta nuevos cánticos de gozo eterno. ¿Como va tu mañana?