Escrito por Michelle J. Goff
Amo y odio la expresión, “un nuevo normal.” No estoy segura de que entendía el viejo normal tampoco, pero con un nuevo año y un deseo de dejar para atrás muchos aspectos del año 2020, ofrezco esta explicación y palabras de ánimo.
Después de una tormenta perfecta en mi sistema digestivo en el 2009, tenía que establecer un nuevo normal en la cocina, haciendo cambios marcados en la comida que consumía.
Amigos están esperando un nuevo bebé, su primer hij@ y los próximos 18 años van a tener muchas versiones de un nuevo normal para ellos.
Después de que la palabra “cáncer” salga de la boca del médico, el tiempo para hasta que la paciente y su familia puedan comenzar a procesar un nuevo normal.
Otros amigos se casaron en el año 2020 y piensan que fue el mejor año. ¿Qué tal su nuevo normal?
Por otro lado, en el año 2020, mientras que el mundo estaba patas para arriba por la pandemia global, repetidas huracanes golpearon Centroamérica y la costa del Golfo. No se va a poder establecer un nuevo normal por meses o por años en algunas áreas donde se llevaron los puentes y las calles.
Sentimientos de aislamiento, ansiedad, depresión y otras emociones fuertes se han convertido en el nuevo normal para muchos que siguen luchando con los golpes constantes que les traían el año 2020.
Si hay una cosa que nunca va a cambiar es el hecho de que todo siempre cambiará.
Mientras más cambian las cosas, más se mantienen iguales.
No sé las citas originales de esas expresiones, pero me acuerdan de las palabras de Salomón en Eclesiastés.
“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo” (Ecl. 3:1).
Salomón sigue su discurso con una lista de cosas que tienen su tiempo… nacer y morir, plantar y cosechar, llorar y reír. Todos se encuentran en una constante navegación del nuevo normal.
La expresión que más me llamó la atención esta vez es la segunda parte del versículo 5, “un tiempo para abrazarse.” Mi lenguaje de amor no es el toque físico, pero me hacen falta los abrazos domingueros y las sonrisas sin mascarillas.
El nuevo normal para los cultos los domingos es virtual, pero me ha permitido reunirme con hermanos alrededor del mundo en estudio bíblico, reuniones de oración, y cultos dominicales. ¡Me gusta esa versión del nuevo normal!
Cuando Jesús vino a la tierra y experimentó un verdadero nuevo normal, comenzó como un bebé vulnerable. Su vida se convirtió en la esperanza de un nuevo normal para todos, en Su nombre.
Los líderes religiosos no entendían a este maestro que enseñaba con autoridad. El nuevo normal para los demonios no era nada grato. Y cuando llegamos al momento de la crucifixión, todo era nuevo y nada era normal, ¡especialmente con Su resurrección!
Qué tremenda bendición tener la esperanza de una nueva vida, un nuevo normal en Cristo. Me llena de gozo anticipar un nuevo normal en los cielos donde no habrá más noche, ni tristeza, ni enfermedad…
Para todo hay un tiempo… y me emociona saber que Cristo andar conmigo durante los desafíos de cualquier momento de nuevo normal en la vida terrenal, ¡hasta que nos unamos con Él para siempre en los cielos!
¿Cómo ha sido tu nuevo normal recientemente?
¿Cómo has visto a Cristo andar contigo en tu nuevo normal?
¿Cómo te afecta recordar la esperanza de un nuevo normal que nos espera en los cielos?