Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.
Etiquetas
Búsqueda
Compras en línea
Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más
- Detalles
Escrito por Corina Díaz, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Argentina
Me encanta estar lista ante cualquier situación, especialmente cuando son circunstancias desconocidas; sin embargo, me he encontrado en momentos en los que no he tenido tiempo de prepararme o estar lista.
Ante la incertidumbre que esto puede generar, encontré una forma de sentirme reconfortada ante cualquier situación. Acompáñame a leerlo en la carta de Pablo a los Colosenses: “Dedíquense a la oración. Estén listos para enfrentar cualquier situación mediante la oración y el dar gracias a Dios.” (Col. 4:2 PDT)
La dedicación es un acto de entrega y consagración exhaustiva a alguna actividad, y esta es la frase apropiada para mí cuando tengo que definir una vida de oración. Creo que no he escuchado (ni leído) a la primera persona que me diga que es una tarea fácil o sencilla llevar una vida de oración, y por supuesto que no lo es.
Primero, es necesario crear un hábito, y esto es cuestión de ir paso a paso. Hoy quiero compartir contigo algunos de estos pasos que vinieron a mi vida para quedarse, recuerda que no todos somos iguales, y por lo tanto es totalmente válido que hagas tus propios ajustes a medida que te vayas familiarizando con la práctica, ¡esto no es una regla de oro! Entonces, ¿Qué necesitamos?
1. Es MUY IMPORTANTE apartar un poco de tiempo, al menos 15 minutos de los 1440 minutos que tiene tu día.
2. Escoge un lugar tranquilo o al menos que ese momento sea sin personas alrededor. (Muchas veces busco en alguna plaza o parque, pero está bien si estas solamente en tu habitación.)
3. Necesitarás un cuaderno y lápices.
4. Comienza con una lista corta de oraciones recurrentes.
5. Clasifica las oraciones, en mi caso suelo organizarlas en los días; por ejemplo, los días lunes voy a orar por mis familiares, días martes por mis amigos, días miércoles por la congregación en general y enfoque en líderes, y así cada día tengo una lista corta para orar. (También he conocido a quienes clasifican por categorías: agradecimiento, peticiones, alabanzas…) Tú puedes tener tu propia forma de organizarlo, yo sólo estoy aportando un par de ideas.
6. Siempre tenemos oraciones especiales u oraciones que surgen de un momento a otro, así que las voy anotando en otra sección de mi cuaderno donde las transformo en una oración escrita. (Casi siento que estoy enviando una carta a Jesús.)
7. Si algún día fallas, despreocúpate, vienen más días para seguir orando.
8. Una vez que tengas tu hábito establecido puedes ir incrementando el tiempo, y vas a notar que por tu propia cuenta será necesario añadir más minutos a esta rutina.
¡Permite que el amor de Dios sorprenda tu vida a través de la práctica en la oración! Y que las situaciones inoportunas te brinden gozo, porque ya has dejado TODO en manos del Dios Omnipotente.
- Detalles
Escrito por Kat Bittner, miembro de la Junta Directiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colorado Springs, CO
Si los acontecimientos del 2020 nos han enseñado algo, es que la vida aquí en la tierra es cada vez más impredecible. Los disturbios políticos, el caos social y una pandemia global dejaron a muchas de nosotras preguntándonos: "¿Qué sigue?" Algunas en la fe pueden incluso haberse preguntado cuándo Dios simplemente terminaría con todo y nos llamaría a casa. En medio de toda la ambigüedad y ansiedad, ¿cómo colocamos nuestro corazón en un estado de reposo? ¿Cómo encontramos la paz?
La paz en medio de todos los problemas sólo se puede encontrar en una relación real con Dios. Una relación real con Dios implica una comunicación regular con él. Depende de la oración regular. Y si alguna vez hubo un momento para desarrollar o mejorar nuestra oración con Dios, 2020 fue el catalizador para hacer precisamente eso. La oración siempre ha sido nuestro medio de intercesión ante Dios. Es como combustible para un motor o agua para el cuerpo. Es una parte crucial de nuestra vida. Y la oración es primordial para la relación con Dios.
Personalmente, el 2020 redefinió la oración como una relación inmediata y más deliberada con Dios. Se convirtió en un intercambio diario con Dios en lugar de hablar ocasionalmente con Dios. Mis oraciones ahora involucran una lectura de las Escrituras seguida de momentos de reflexión en silencio para que yo también pueda escuchar lo que Dios tiene que decirme. “Clama a mí, y te responderé, y te mostraré cosas grandes y ocultas que tú no conoces” (Jer. 33:3, RVR1960).
La oración se ha convertido en un diálogo genuino en ese sentido en lugar de un discurso unilateral. Invoco a Dios y él escucha. “Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré” (Jer. 29:12, RVR1960). Me llama a Él y yo escucho. “Hijo mío, está atento a mis palabras; Inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón” (Proverbios 4:20-21, RVR1960). A través de la oración, Dios y yo nos unimos mutuamente. “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes” (Santiago 4:8, NVI). Como resultado de esta reciprocidad en nuestra relación con Dios, Su paz nos envuelve. Y cuando aceptamos la paz que Él nos ofrece, podemos aliviar la ansiedad de este mundo. “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33, RVR1995).
La oración es clave. Es clave para la relación con Dios. Es clave para aceptar la paz ofrecida en Jesucristo. Y la oración es clave para la imprevisibilidad de nuestra vida aquí en la tierra. Sólo necesitamos ser conscientes de ello. “Orad sin cesar” (1 Tes. 5:17, RVR1960). ¿Estarás atenta a la oración? ¿Tú también serás redefinida por ella?