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Escrito por Liliana Henríquez, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colombia
Recuerdo que a principios del 2020 muchas conferencias y podcasts relacionaban ese año con el año de la visión perfecta, o sea la visión 20/20. Creo que de hecho así fue, pero definitivamente se dio de una forma muy original y única porque Dios siempre ha tenido formas muy originales y sorpresivas para enseñarnos y llegar a nuestros corazones.
Considero que el 2020, por el hecho de que tuvimos un contacto social muy limitado, nos quitó la excusa de echarle la culpa al otro de nuestras inseguridades y situaciones. Nos hizo pasar tiempo con nosotras mismas, en la intimidad de nuestros pensamientos para ver de una vez por todas, esa viga en nuestro ojo (Mt. 7:1-6) que nos impedía ver al otro con más compasión y misericordia. Ya no había más nadie a quien juzgar, sino a nosotras mismas.
Con tanta flexibilidad de tiempo, descubrimos una nueva versión de nosotras mismas que desconocíamos o no habíamos notado su existencia. Descubrimos nuevos talentos, emprendimos nuevos negocios, iniciamos nuevos estudios, nos acercamos a personas queridas –al menos a través de Zoom–, conocimos a nuestra familia más profundamente gracias a la convivencia 24/7… En fin, dejamos de enfocarnos en la paja del ojo ajeno –aquello que siempre le criticábamos al otro– para enfocarnos en la viga que había en nuestro propio ojo. Fue un año de introspección total para muchos.
Es mi deseo que el 2020 no haya pasado en vano para ninguna de nosotras, sino más bien, que hayamos podido tener un mejor acercamiento a Dios y a nosotras mismas. Y deseo que el 2021 sea un año donde nos sintamos restauradas, refinadas como el oro y con un propósito redefinido y confirmado por Dios; manteniendo siempre la vista en Cristo y en la obra que está haciendo en nosotras cada día.
Es necesario tener una visión 20/20 para poder ver al otro como Dios lo ve, y para eso tenemos que hacer un trabajo personal primero. Si aplicamos Mateo 7:5 (RV1960) “…saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano,” reflejaremos el amor de Cristo hacia los demás porque los veremos sin juicios ni prejuicios, sino con compasión y misericordia; y estaremos en capacidad de ayudarlos y sobrellevarnos las cargas mutuamente.
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Escrito por Tiffany Jacox, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Bellevue, NE
Bueno, aquí estamos ... ¡2021! ¿Estás saltando de alegría y llena de nuevas esperanzas o estás mirando con cautela el Año Nuevo? 2020 estuvo lleno de turbulencias, en eso todas estamos de acuerdo. Es costumbre tomarse un tiempo al final de un año para mirar hacia atrás y reflexionar sobre lo que sucedió durante ese año. Te animo, si aún no lo ha hecho, a que tomes unos minutos para hacerlo. Haz un inventario de las cosas que presenciaste, las cosas que experimentaste, tu relación con Jesús, las decisiones que tomaste y pregúntate cómo esas cosas te cambiaron.
Verás, somos moldeadas por miles de cosas pequeñas cada día. Pequeños actos, pequeñas elecciones, grandes decisiones, todos tienen consecuencias y nuestras experiencias ayudan a moldear la persona en la que nos convertiremos. Si confiamos en nosotras mismas o en las voces del mundo, es posible que no seamos refinadas como deberíamos o nos gustaría ser. En tu tiempo de reflexión sobre el año pasado y de preparación para el año que inicia, recuerda con quién deberías hablar y de dónde deberíamos buscar consejo.
Deberíamos pasar tiempo en la Palabra de Dios y hablarle en oración todos los días, pidiéndole sabiduría. Proverbios 3:5 (NVI) nos recuerda: "Confía en el Señor con todo tu corazón y no te apoyes en tu propio entendimiento". Creceremos y cambiaremos a través de nuestras experiencias y Dios nos fortalecerá a través de las pruebas. “No temas, porque yo estoy contigo; No temas, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, también te ayudaré, también te sostendré con la diestra de mi justicia" (Is. 41:10, LBLA).
Podemos esperar con alegría y anticipación este Año Nuevo con una nueva oportunidad de ser no sólo refinadas sino también redefinidas. Dios usa nuestras experiencias para refinarnos y somos redefinidas en Jesús. Si eres cristiana, ya has sido renovada. Si aún no eres cristiana, ¡no esperes! Conoce a nuestro Señor y Salvador Jesucristo y la nueva vida que solamente Él puede dar. “Por tanto, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí son hechas nuevas” (2 Cor. 5:17, RVR1960). Lo viejo pasó y llegaron cosas nuevas; ¡Hemos sido redefinidas!
A medida que hacemos nuestros propósitos de año nuevo o planes para el año que inicia, recuerda mantener a Dios en el centro de nuestra planificación. “Encomienda al Señor tu camino, confía también en Él, y Él lo hará” (Sal. 37:5, RVR1960). No debemos detenernos en el pasado ni en las cosas de este mundo, son temporales. Necesitamos mantener nuestro enfoque claro y recto. “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (Col. 3:2, RV1995). Permite que Dios esté en el centro de todo lo que haces y Él guiará el camino, “La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos” (Prov. 16:9, LBLA).
Dios nos ha dado una dulce comunidad en el Ministerio Hermana Rosa de Hierro y una forma para ser refinadas, "Como el hierro afila el hierro, una persona afila a otra" (Prov. 27:17, NVI). ¡No más mirar atrás, solo mirar hacia adelante, juntas, como mujeres de Dios refinadas y redefinidas!