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1.11.2021 Sabrina Nino de Campos Span. postEscrito por Sabrina Nino de Campos, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Metairie, LA

Cuando pienso en este último año, pienso en Israel y su constante lucha contra Yahvéh. Durante toda la historia del pueblo de Dios los vemos luchando en contra de Su autoridad, volviéndose a tradiciones de infidelidad e idolatría. Ellos son testigos de las maravillas de Dios, caminan con Él en el desierto. Son alimentados por Dios mismo, protegidos de las bestias, del dolor y de la guerra. Pero se encuentran igualmente perdidos al final, no porque Yahvéh los deja, sino porque ellos constantemente se olvidan de quien Él es y quiénes son ellos mismos.

No sé tú, pero yo me siento así muchas veces. Hemos sufrido mucho este año, mirando a tanto dolor e injusticia en el mundo. Es difícil ver a Dios en medio de todo esto. Así como Israel, hemos visto muchas maravillas de las manos de Él. Hemos caminado a Su lado muchas veces por el desierto. Pero nos quedamos cansadas y cuando miramos alrededor nos sentimos perdidas. Nos olvidamos de quién es Yahvéh y quiénes somos nosotras.

Dios le da una identidad a Israel, ellos son llamados Pueblo de Dios, ellos son los que tienen una promesa con Yahvéh. Y esa promesa es repetida muchas y muchas veces por Dios cuando Él habla con Sus siervos en la Biblia hebrea. Él sigue haciéndoles recordar y ellos siguen olvidando.

¿Te suena familiar?

¿Cuántas veces en nuestras vidas hemos estado desesperadas y sintiéndonos solas? ¿Cuántas veces durante este año te has vuelto a otras cosas para no sentirte de esta manera? Y todavía Dios repite Su promesa a nosotras.

[...] Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. (Mt. 28:20 NVI)

Dios quiere refinarnos y redefinir quiénes somos, justo como hizo con Israel. Nuestra identidad en Dios es tan importante que uno de los últimos mandatos que dejó Moisés a Israel fue este:

Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades. (Dt. 6:4-9 NVI)

Dios quiere que Israel se recuerde de quiénes son y lo que Él hizo por ellos. Él quiere que esa esencia sea intrínseca a Su identidad. Dios quiere que ellos sigan la tradición de vivir y caminar a Su lado, por medio de la memoria. Él quiere esto para nosotras también, sea en los momentos duros o en los felices. No importa que año sea, nuestra jornada es la misma.
Debemos recordarnos de Su gracia y amor así como Él nunca se olvida de Su promesa eterna para nosotras.

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