Escrito por Sabrina Nino de Campos, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Metairie, LA
Cuando pienso en este último año, pienso en Israel y su constante lucha contra Yahvéh. Durante toda la historia del pueblo de Dios los vemos luchando en contra de Su autoridad, volviéndose a tradiciones de infidelidad e idolatría. Ellos son testigos de las maravillas de Dios, caminan con Él en el desierto. Son alimentados por Dios mismo, protegidos de las bestias, del dolor y de la guerra. Pero se encuentran igualmente perdidos al final, no porque Yahvéh los deja, sino porque ellos constantemente se olvidan de quien Él es y quiénes son ellos mismos.
No sé tú, pero yo me siento así muchas veces. Hemos sufrido mucho este año, mirando a tanto dolor e injusticia en el mundo. Es difícil ver a Dios en medio de todo esto. Así como Israel, hemos visto muchas maravillas de las manos de Él. Hemos caminado a Su lado muchas veces por el desierto. Pero nos quedamos cansadas y cuando miramos alrededor nos sentimos perdidas. Nos olvidamos de quién es Yahvéh y quiénes somos nosotras.
Dios le da una identidad a Israel, ellos son llamados Pueblo de Dios, ellos son los que tienen una promesa con Yahvéh. Y esa promesa es repetida muchas y muchas veces por Dios cuando Él habla con Sus siervos en la Biblia hebrea. Él sigue haciéndoles recordar y ellos siguen olvidando.
¿Te suena familiar?
¿Cuántas veces en nuestras vidas hemos estado desesperadas y sintiéndonos solas? ¿Cuántas veces durante este año te has vuelto a otras cosas para no sentirte de esta manera? Y todavía Dios repite Su promesa a nosotras.
[...] Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. (Mt. 28:20 NVI)
Dios quiere refinarnos y redefinir quiénes somos, justo como hizo con Israel. Nuestra identidad en Dios es tan importante que uno de los últimos mandatos que dejó Moisés a Israel fue este:
Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. Átalas a tus manos como un signo; llévalas en tu frente como una marca; escríbelas en los postes de tu casa y en los portones de tus ciudades. (Dt. 6:4-9 NVI)
Dios quiere que Israel se recuerde de quiénes son y lo que Él hizo por ellos. Él quiere que esa esencia sea intrínseca a Su identidad. Dios quiere que ellos sigan la tradición de vivir y caminar a Su lado, por medio de la memoria. Él quiere esto para nosotras también, sea en los momentos duros o en los felices. No importa que año sea, nuestra jornada es la misma.
Debemos recordarnos de Su gracia y amor así como Él nunca se olvida de Su promesa eterna para nosotras.