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Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro
Publicado originalmente el 12 de Diciembre de 2016
¿Has notado que uno no puede estar enojado y agradecido al mismo tiempo?
Hay una paz que viene de una actitud de gratitud. Y Pablo nos da una fórmula para alcanzar esa paz indescriptible en Filipenses 4.
Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense! 5 Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. 6 No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. 7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
Todo el libro es un ejercicio de terapia cognitiva. Regocijarse hace que nuestras vidas sean mejores, más llenas de bendición y paz. Cuando vemos las cosas tal como Dios las ve, podemos morar en paz, caminando con el Dios de paz (Fil. 4:9).
Cuando vemos con los ojos de Dios y confiamos en Su plan, Su soberanía, y Su control de todo, se nos hace más fácil cumplir con el mandamiento de, “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”
Si veo a Dios como mayor que cualquier circunstancia, no veo al gigante Goliat como lo vieron los israelitas, sino que veo a Dios como lo vio David: el Dios que puede conquistar mis gigantes. De esa manera David se regocijó con la oportunidad de enfrentar el gigante y dar la gloria a Dios (1 Samuel 17).
¿Cómo puedes cambiar tu perspectiva hoy y encontrar paz al regocijarte?
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En este día, pausamos para dejar que la Palabra de Dios inunde nuestros corazones y nuestras mentes con recordatorios para vivir con un corazón agradecido.
Busca papel y lápiz, trae un té o un café, y permítete disfrutar de la dulzura de la Palabra de Dios… (Todos los versos son tomados de la versión Reina Valera 1960)
“¡Aclamen al Señor, porque él es bueno; porque su misericordia es eterna!” (1 Cro. 16:34).
“Gracias te damos, Dios mío, gracias te damos, porque tu nombre está cerca de nosotros. ¡Todos hablan de tus hechos portentosos!” (Sal. 75:1).
“Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.” (Sal. 9:1)
“Entremos por sus puertas y por sus atrios con alabanzas y con acción de gracias; ¡Alabémosle, bendigamos su nombre!” (Sal. 100:4)
“Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, volvió alabando a Dios a voz en cuello, y rostro en tierra se arrojó a los pies de Jesús y le dio las gracias. Este hombre era samaritano” (Lc. 17:15-16).
“¡Pero gracias sean dadas a Dios, de que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (1 Co 15:57).
“Que en el corazón de ustedes gobierne la paz de Cristo, a la cual fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.” (Col 3:15-16).
Comparte con nosotras, y con otra Hermana Rosa de Hierro, las razones de tu agradecimiento y otros versículos o pasajes de la Biblia que nos enseñan o recuerdan el ser agradecidas.