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Escrito por Débora Rodrigo de Racancoj
Hay un animalito marino llamado ostra del que posiblemente hayas oído hablar. Se trata de un molusco muy preciado que se convierte en uno de los platos más exquisitos de la alta cocina y que puedes encontrar en restaurantes de categoría.
Pero las ostras no sólo son reconocidas por su sabor. Algunas especies de ostras además son productoras de nácar, que lustran y pulen dentro de su concha durante largos periodos de tiempo, creando las preciadas perlas. Las perlas se recogen de una en una y son consideradas auténticos tesoros por aquellos que se dedican a buscarlas. Con varias de estas perlas, se crean joyas de gran valor que lucen bellamente aquellas cuyo bolsillo puede permitírselo.
Yo no sé cuánto valor le darías a un collar hecho de auténticas de las más prestigiosas perlas, o cuánto desearías poder vestir uno en el próximo acontecimiento especial al que asistas. Pero la Biblia, que tiene en alta estima el valor de las perlas, habla elocuentemente de otra joya mucho más preciosa. “Coral y cristal ni se mencionen; la adquisición de la sabiduría es mejor que las perlas” (Job 28:38). No hay piedra preciosa en el mundo entero, ni joya creada con varias de ellas, que sea más valiosa que adquirir sabiduría.
Todas las mañanas, después de levantarme, o cada vez que voy a salir de casa, dedico un tiempo a prepararme y arreglarme; sinceramente, no soy dada a pensar en la sabiduría en esos momentos. Acompáñame en un nuevo reto; a partir de ahora, cada vez que te arregles en la mañana, cuando escojas uno de los trajes de tu armario, cada vez que te peines o te maquilles, no olvides vestirte de la más hermosa joya puesta a tu disposición, y allí, frente al espejo de tu habitación, ora a Dios por sabiduría.
Busquémosla, pidámosla… vistámonos de sabiduría.
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¿Cuál es el mejor consejo que jamás has escuchado?
¿Fue por la persona que lo dijo? ¿O que fue en el momento preciso? ¿Quizás porque oíste la humildad y el amor detrás del comentario?
Ahora reflexiona en el peor consejo que jamás has escuchado. ¿Qué hizo que fuera tan mal?
Si vas a Pinterest, Instagram, o Facebook, encontrarás una cantidad de dichos y citas, perlas de sabiduría presentadas en forma artístico. Pudieras llenar tus paredes de los mejores de esos refranes.
Sin embargo, muchos de los dichos creativos que se comparten no benefician o bendicen cuando buscamos su significado verdadero. Son para levantar a uno mismo y no a otros. Invitan la comparación y el juzgar, los cuales nos llevan a desánimo y un espíritu de competición.
Cuando buscamos consejos y ánimo, debemos usar un filtro para ver si la perla de sabiduría viene del que pagó por la perla de gran precio (Mateo 13:45). Santiago nos da unas pruebas por las cuales podemos pasar los consejos para discernir si se trata de sabiduría de Dios o del mundo. Santiago 3 dice:
13 ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría. 14 Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. 15 Ésa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica. 16 Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.
17 En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera. 18 En fin, el fruto de la justicia se siembra en paz para los que hacen la paz.
Hoy, en vez de ir a Pinterest, Instagram, o Facebook para consejos, busca la sabiduría de lo alto a través de la Biblia. Dios sabe de lo que habla.