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Al leer la descripción de Pablo de la armadura de Dios en Efesios 6, pienso en las veces que he intentado crear una armadura para un plan vacacional de niños y otras clases de niños a lo largo de los años. Dibujar y las manualidades no son mis fuertes, pero los niños pusieron su armadura con orgullo y batallaron con toda la pasión de un valiente soldado de Dios.
La armadura de Dios es mucho más fuerte que nuestro pequeño esfuerzo, pero la faceta de la armadura que quiero resaltar hoy se encuentra en el versículo 18:
“Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos…”
La descripción de la armadura de Dios concluye con la oración. Es como la pega que mantiene junta la armadura en la batalla.
Este mes, hermanos y hermanas en Cristo alrededor del mundo han levantado el Ministerio Hermana Rosa de Hierro en oración, y especificamente hoy, están orando por mí personalmennte. Me recuerda del papel vital que tiene la oración en la armadura de Dios.
No importa a dónde Dios me lleva… no importa la batalla que enfrento… tus oraciones son mi pega. Siento la fuerza espiritual de tus palabras al Padre de mi parte. Y te doy gracias.
Nunca me siento sola cuando viajo, escribo, presento calses, o sirvo. Tus oraciones me han llevado ante el trono del Padre y me acompaña por todos los pasos y aspectos de lo que Él nos ha llamado hacer como ministerio.
Quiero que sepan que están en mis oraciones también. ¡Que nuestras oraciones combinadas sean la pega de la armadura espiritual!
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Escrito por Wendy Neill
¿Luchas a veces con cómo orar por los que no conocen a Cristo? Tengo un hermano menor que se alejó de Jesús como adolescente. Llevo 30 años orando por él, a veces con lágrimas, a veces con mi rostro en el piso. Y para serte honesta, me canso de orar. Creo que la Biblia nos enseña que todos tenemos la voluntad propia, entonces, ¿qué importa que ore por él? Él ha decidido rechazar a Dios. ¿Puede Dios hacer que él acepte Su regalo gratis de gracia?
Durante un tiempo de cansancio en la oración, me encontré en una clase, de las Conferencias de Harding, llamada “Orando por los seres queridos perdidos.” El expositor nos recordó que Dios desea que todos sean salvos (2 Pe. 3:9), y que Jesús vino para buscar y salvar a los perdidos (Lc. 19:10; Jn. 3:16-17). Además, recomendó un libro que luego leí que se llama La oración de intercesión, por Dutch Sheets. No estuve cien por ciento de acuerdo con todo lo que encontré en el libro, pero me inspiró a interceder, a meditar, y a buscar la reconciliación por la oración.