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Semana 3: Escuchando al Padre
Escuchar claramente; Así que escucho
Semana 3, Día 4
¿Qué impide el escuchar?
Para mí, uno de los mayores impedimentos es mis propios pensamientos…
Así que escucho.
Mis oraciones se han transformado de una combinación desorientada de palabras a momentos de silencio, escuchando a lo que Dios habla a mi corazón. Me he dado cuenta del valor de estar en la presencia del Señor en vez de siempre sentir que tengo que decir algo, o que necesito las palabras perfectas para expresar lo que tengo en mente.
Así que escucho Su corazón.
Después de varios años de amistad, mientras estuvimos de viaje en el carro, un amigo me comentó, “Me contenta que ya hayamos llegado al punto en la relación en el que ya no tenemos que llenar el silencio con comentarios. Estamos cómodos el uno con el otro y nos es suficiente pasar tiempo juntos sin decir nada.” Creo que por fin he llegado a ese punto en mi comunicación con Dios. Él tiene cosas mucho más importantes que decir que las que tengo yo. Su sabiduría es infinita. Sus pensamientos no son los míos ni Sus caminos son los míos (Is. 55:8-9), pero anhelo alinear los míos con los Suyos
Así que escucho Su sabiduría.
La expresión desesperada de mis necesidades no llega a la plenitud ni a la profundidad de la provisión de Dios. El coro de mis oraciones, cuando soy honesta con mis frustraciones, vuelve al sentir, “Que no sea mi voluntad, sino la Tuya.” Entonces, ¿por qué no comienzo allí?
Así que escucho Su voluntad.
No es que me falten las palabras. Sigo siendo una mujer extrovertida, muy habladora, siempre en búsqueda de una audiencia. Pero he notado el valor de escuchar a Dios, y lo encuentro de mayor valor que mis respuestas baratas.
Así que escucho Su voz.
Y porque escucho, me doy cuenta que tengo mucho más que decir, más de Sus palabras, más de Su Espíritu, más de Su corazón, Sus deseos, y Su amor.
Así que escucho.
Al escuchar hoy, toma una hoja en blanco. Anota lo que sea que te viene a la mente como recordatorio si es que tus pensamientos se te desvían, para que te puedas concentrar en el tiempo de oración. Al dorso de esta página, vamos a escribir nuestra oración para hoy. Es una manera de eliminar las distracciones y escuchar más mientras oramos.
¡Nos encantaría escuchar de ti! Por favor, comparte con nosotras de lo que estás escuchando y cómo estás creciendo en la devoción al escuchar.
Esta entrada del blog viene del libro Llamada a escuchar: Cuarenta días de devoción. Para pedir una copia del libro, favor de visitar a nuestra página web e invita a una amiga a participar en el estudio contigo. El libro incluye guías adicionales y preguntas a ser revisadas en el contexto de un grupo pequeño semanalmente.
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Escrito por Sabrina Nino de Campos, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Texas
“Cambia lo superficial
Cambia también lo profundo
Cambia el modo de pensar
Cambia todo en este mundo
Cambia el clima con los años
Cambia el pastor su rebaño
Y así como todo cambia
Que yo cambie no es extraño
Y el más fino brillante
De mano en mano su brillo
Cambia el nido el pajarillo
Cambia el sentir un amante
Cambia el rumbo el caminante
Aunque esto le cause daño
Y así como todo cambia
Que yo cambie, no es extraño
Cambia, todo cambia,
Cambia, todo cambia”
(Escritor: Julio Numhauser - Todo cambia lyrics © Warner Chappell Music Argentina)
Todo Cambia cantado por la gran Mercedes Sosa, cantante argentina, es una de mis canciones preferidas en todo el mundo. Representa una realidad difícil de escuchar en una canción tan bella que casi me hace sentir emocionada por los cambios de la vida, aunque no sea la realidad. Odio los cambios, no me gustan para nada, pero si eres como yo (o sea, un ser humano), pasas por cambios también.
El mundo y las situaciones a nuestro alrededor no van a dejar de cambiar sólo porque no queremos que lo hagan, y esos cambios hacen que nosotras tengamos que cambiar también.
¿Qué actitudes has tenido que redefinir para adaptarte a los nuevos desafíos y circunstancias de la vida?
Nuestras actitudes necesitan ser redefinidas, porque como vemos en la canción, nuestras vidas pasan por constantes cambios. Y aunque quisiéramos que no, estos cambios también cambian nuestra relación con Dios.
La gran cosa sobre redefinir nuestras actitudes es que es algo constante, siempre tenemos que redefinirlas porque, así como canta Mercedes, “cambia, todo cambia.” Si redefinimos nuestras actitudes también redefinimos nuestra oración, redefinimos nuestras prioridades, redefinimos nuestro gozo, redefinimos nuestras relaciones.
A veces en los momentos de más desesperación es cuando buscamos a Dios aún más y después que se va la tormenta nuestras oraciones son menos y menos frecuentes. ¿No es así?
Pero, aunque cambiemos con las circunstancias, Dios es nuestra constante. Él nunca cambia, aunque en nuestras visiones limitadas miremos a Él de manera diferente.
Te desafío a que tomes un momento esta semana en cada día para pensar en por lo menos una cosa en la cual Dios es constante en tu vida, y luego, por lo menos una actitud que puedes tomar para mirar a esta cosa con más claridad.