Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.
Etiquetas
Búsqueda
Compras en línea
Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más
- Detalles
Escrito por Brenda Brizendine, Asistente de comunicaciones del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Colorado
Sarah es conocida como una de las mujeres en las que la bondad de Dios se depositó grandemente en su vida. En Génesis 18, tres personajes celestiales la visitan a ella y a Abraham para darles una promesa por la que habían estado pidiendo por largo tiempo.
En el verso 12 vemos la reacción de Sarah: Incredulidad. Ella estaba reaccionando de esa manera porque estaba viendo solamente lo terrenal, lo que sus ojos, sus sentidos y su razonamiento dictaban. Quizá ella no había reconocido quiénes eran estos mensajeros que traían una palabra y promesa para su vida, y posiblemente por eso pensaba de esta forma. Pero, en el versículo 14 podemos leer que Dios le responde a Abraham: “¿Acaso hay algo imposible para el SEÑOR?”, y luego reafirma la promesa dada. Para Dios no hay imposibles; para Él no hay edades, no hay tiempo, no hay situaciones difíciles.
Muchas veces, nosotras actuamos y pensamos como Sarah. Leemos en la Biblia promesas que son para nosotras; porque lo que Dios dejó en Su palabra es para nosotras, para que lo podamos aplicar a las situaciones que estamos enfrentando en nuestras vidas. Pero, no lo creemos, no vemos que eso es para nosotras, porque pensamos que no somos merecedoras de esas promesas y esas respuestas que Dios ha dejado en Su palabra.
Hoy te recuerdo, tú eres merecedora de la bondad y misericordia del Señor. Esto ya fue entregado por ti en el momento en el que Jesús decidió venir a esta tierra y entregar Su vida por amor a ti.
En el caso de Sarah y Abraham, Dios les daba una promesa que tendría efectos eternos. Dios tiene propósitos grandes para ti en esta tierra. Propósitos y una misión que solamente puedes cumplir tú, nadie más. Pero, muchas veces, nos enfocamos únicamente en la vida terrenal y perdemos de vista el propósito de Dios para nuestra vida.
Algunas otras veces no recibimos la respuesta que hemos estado pidiendo porque quizá hemos estado pidiendo para cosas de la tierra, o sólo nos enfocamos en cosas de la tierra. Santiago nos alerta de esto en el capítulo 4:3, “Y, cuando piden, no reciben porque piden con malas intenciones, para satisfacer sus propias pasiones.”
Entonces, al finalizar este año, en medio de circunstancias tristes, dolorosas o complicadas que podamos estar viviendo, es momento de sentarnos y evaluar qué hemos estado pidiendo, y por qué hemos estado atravesando estas situaciones. Debemos buscar al Señor y pedirle a Dios Su misericordia, pero también Su sabiduría para que Él pueda cumplir Su propósito y Su voluntad en nosotras, y no nosotras estar cumpliendo nuestros deseos y nuestras voluntades.
Cada vez que nos acercamos al Señor, Él en Su infinito amor nos habla y va enderezando nuestro camino (Prov. 3:5-6). Allí es cuando en nuestro corazón cobrarán vida las palabras que le dijeron a Sarah en el verso 18: “Es un hecho que Abraham se convertirá en una nación grande y poderosa, y en él serán bendecidas todas las naciones de la tierra.”
Te invito a meditar en esa pregunta, y responderle sinceramente a Él, ¿Hay algo difícil o imposible para Dios?
Deseo que este mensaje pueda llegar a tu entendimiento y pueda entrar a tus pensamientos, y pueda sacar la duda, la frustración, el temor que hay en tu vida. Esto traerá la respuesta del Señor a tu necesidad. Que este año que termina y en el año que inicia, podamos tener nuestros ojos puestos en Jesús (Heb. 12:1-2), enfocadas en las promesas que el Gran YO SOY tiene para nuestras vidas.
- Detalles
Escrito por Michelle J. Goff
Vale la pena enfatizar las maneras en las cuales él compartió su sabiduría con otros. Un resumen conciso del libro de Proverbios sería casi imposible. Se puede sacar toda una lección de cada versículo o proverbio. Las verdades y la sabiduría en el libro de Proverbios nos dan entendimiento para nuestra relación con Dios, el tratamiento con los demás, y otras lecciones de la vida.
Durante mis años en la secundaria, leí el libro de Proverbios cada mes. Cada vez que pasé por los capítulos, se me resaltó otro versículo.
En buscar la sabiduría por leer los proverbios, me maravillé de la verdad en los dichos, pero me frustré a ver cuántos no siguen esos consejos sabios… Salomón mismo se frustró con la vanidad de todo – el tema de su libro de Eclesiastés.
Yo, el Maestro, reiné en Jerusalén sobre Israel. Y me dediqué de lleno a explorar e investigar con sabiduría todo cuanto se hace bajo el cielo. ¡Penosa tarea ha impuesto Dios al género humano para abrumarlo con ella! Y he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento!
Ni se puede enderezar lo torcido,
ni se puede contar lo que falta.
Ec. 1:12-15
Y en el libro de Proverbios, vemos la importancia de la sabiduría, el entendimiento, y el conocimiento.
Proverbios de Salomón hijo de David, rey de Israel:
para adquirir sabiduría y disciplina;
para discernir palabras de inteligencia;
para recibir la corrección que dan la prudencia,
la rectitud, la justicia y la equidad;
para infundir sagacidad en los inexpertos,
conocimiento y discreción en los jóvenes.
Escuche esto el sabio, y aumente su saber;
reciba dirección el entendido,
para discernir el proverbio y la parábola,
los dichos de los sabios y sus enigmas.
El temor del Señor es el principio del conocimiento;
los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
Prov. 1:1-7
Y tal como Proverbios 1:7 nos dice, todo empieza con el temor del Señor. Y como afirma Eclesiastés 12:13, todo se basa en temer a Dios y guardar sus mandatos.
El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.
Ec. 12:13