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En el libro de Filipenses, el tema principal es el gozo, pero el libro entero se puede describir como una terapia cognitiva. Nos anima y nos instruye en cómo transformar nuestros pensamientos y ver las cosas desde la perspectiva de Dios.
Cuando vemos con los ojos de Dios y confiamos en su plan, su soberanía, y su control de todo, se nos hace más fácil cumplir con el mandamiento de “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”
Si veo a Dios como mayor que cualquier circunstancia, no veo al gigante Goliat como lo vieron los israelitas, sino que veo a Dios como lo vio David: el Dios que puede conquistar mis gigantes. De esa manera David se regocijó con la oportunidad de enfrentar el gigante y dar la gloria a Dios (1 Samuel 17).
¿Cómo puedes cambiar tu perspectiva hoy y decidir regocijarte?
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Hoy empezamos un seminario de tres días sobre el libro de Filipenses en Chichicastenango, Guatemala.
Te invito a leer el libro de Filipenses con nosotras varias veces durante los próximos tres días tal como estaremos haciendo. Dieciséis veces en cuatro capítulos, Pablo menciona algo sobre el gozo.
“Gozo” es una de mis palabras y conceptos favoritos – y no sólo porque mi segundo nombre significa gozo.
Gozo en sufrimiento. Gozo en hacer las cosas al revés de cómo el mundo lo hace. Gozo cuando nos humillamos como Cristo hizo. Gozo cuando servimos. Gozo en la salvación y en brillar como estrellas. Gozo y contentamiento en toda y cada circunstancia.
¿Cómo puedes encontrar gozo hoy?
Que el libro de Filipenses sirva como un recordatorio del gozo en la vida y como una oportunidad de reconectarte con la fuente principal del gozo al escuchar Su voz en las Escrituras.