En el libro de Filipenses, el tema principal es el gozo, pero el libro entero se puede describir como una terapia cognitiva. Nos anima y nos instruye en cómo transformar nuestros pensamientos y ver las cosas desde la perspectiva de Dios.
Cuando vemos con los ojos de Dios y confiamos en su plan, su soberanía, y su control de todo, se nos hace más fácil cumplir con el mandamiento de “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”
Si veo a Dios como mayor que cualquier circunstancia, no veo al gigante Goliat como lo vieron los israelitas, sino que veo a Dios como lo vio David: el Dios que puede conquistar mis gigantes. De esa manera David se regocijó con la oportunidad de enfrentar el gigante y dar la gloria a Dios (1 Samuel 17).
¿Cómo puedes cambiar tu perspectiva hoy y decidir regocijarte?