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La verdad de la resurrección requiere un cambio. Al declarar la resurrección una mentira, los soldados, los ancianos, y la gente en el tiempo de Jesús dieron a Satanás la última palabra. Temor, orgullo, y otros impedimentos no les permitieron aceptar la verdad. Creer la verdad de la resurrección hubiera requerido una acción y una decisión al respecto. Una verdad de tanta magnitud no se puede ignorar. Y cuando reconocemos la mentira y la reemplazamos con la verdad, ya no podemos vivir según esa mentira. Ellos tuvieron una elección. Y nosotros también podemos decidir entre los dos. ¿Quién tiene la última palabra en tu vida?
La verdad es poderosa. Pero la verdad requiere un cambio.
Las buenas nuevas son: si creo en la verdad de la resurrección, ¡también tengo la esperanza de la resurrección en mi propia vida! Una nueva vida en Cristo (Rom. 6:4-5), con misericordias que me son nuevas cada mañana (Lam. 3:22-24) son promesas con las cuales puedo contar.
Había una pareja. Ella era tímida y reservada. Él era hosco y retraído. Ella creció en un ambiente cristiano. Él no quería nada que ver con Dios ni con la iglesia.
Estaban viviendo juntos y ocasionalmente llegaron a un evento de la iglesia, pero jamás entraron en el local de la iglesia. Y fue en ese contexto que les llegué a conocer.
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No podemos reconocer las mentiras hasta que las traigamos a la luz de la Palabra. Y cuando las revelamos, como las cucarachas, ¡huirán!
Eva había perdido su enfoque. 2 Corintios 11:3 nos da una advertencia similar, “Pero me temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, los pensamientos de ustedes sean desviados de un compromiso puro y sincero con Cristo.”
Permitimos que la influencia de Satanás inquiete nuestra fe, perdemos la vista de nuestra esperanza, y nos lleva a sentir no-amadas. Es fácil distraernos y llegar a una vista distorsionada de la verdad y perder nuestro compromiso puro y sincero con Cristo. Puede que no lo reconozcamos, si la dejamos a nuestro propio criterio. Dios nos ha dado su Palabra y su cuerpo, la iglesia, para guiarnos y ayudarnos a revelar las mentiras que nos tienen atrapadas.