Nos encanta construir relaciones. Suscríbete a nuestro blog para recibir ánimo semanal en tu bandeja de entrada de correo electrónico.
Etiquetas
Búsqueda
Compras en línea
Nuestros libros, recursos gratis, tarjetas, botellas de agua, y más
Blog
Más entradas del blog abajo
- Detalles
“En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le pareció. Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? Lo cierto es que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo.”
1 Corintios 12:18-20
He escuchado muchas lecciones en mi vida sobre la importancia de la parte que cada uno juegue en la iglesia. El cuerpo de Cristo tiene muchos miembros, y cada miembro tiene su parte, ¿verdad? Los predicadores frecuentemente citan 1 Corintios 12 y hacen una lista de las varias partes del cuerpo, mostrando que cada uno tiene su papel.
Estoy segura de que muchos de Uds. han escuchado lecciones similares, y me trae a la pregunta de hoy:
¿En qué piensas cuando te imaginas haciendo tu parte?
¿Es un papel activo? Cuando piensas en servir, ¿estás corriendo por allí y por allá? ¿Estás visitando en las casas de otros, cocinando, conversando, haciendo viajes misioneros…? ¿A qué parece tu participación? Siempre he sido una persona bastante activa y social, así que me imagino yendo y haciendo, hablando y evangelizando, físicamente sirviendo a otros de una manera u otra. Pero ¿son las únicas maneras en las que alguien puede hacer su parte?
Conocí a un hermano muy animador en las conferencias de Harding el año pasado. Estaba pasando de mesa en mesa, saludando a las personas que representaban a cada uno de los ministerios representados. Era difícil ignorarlo dado su silla de ruedas eléctrica y su bello perro de servicio. Me maravillé observar cuánto tiempo pasaba hablando con cada persona en las mesas. Cuando llegó a nuestra mesa, se presentó de la siguiente manera: “Tengo esclerosis múltiple y no siempre puedo entrar en los salones donde presentan las clases durante la conferencia. No hay mucho que yo puedo hacer para otros, pero sí puedo orar. ¿Me puedes dar una tarjeta sobre este ministerio y contarme un poco de él para que yo pueda orar por Uds.?”
Les confieso que no siempre he visto a la oración como una manera de servir a otros. Más bien ha sido una forma de comunicarme con Dios y sé que nos escucha. Muchas veces decimos que oraremos por las personas cuando están pasando por un tiempo difícil, pero ¿de verdad creemos en el poder de la oración? O ¿sólo estamos ofreciendo palabras de consuelo y ánimo en un tiempo difícil cuando no sabemos qué más hacer?
Este hombre habló de su parte en la oración como otros hablen de sus viajes a otros países o haciendo “grandes cosas” para otros. Él reconocía la importancia de la oración. Era su parte activa, verdadera en el cuerpo de Cristo. Y doy muchas gracias a Dios por ello.
*Escrito por Rachel Baker, febrero 2020
- Detalles
En mi angustia invoqué al Señor;
clamé a mi Dios,
y él me escuchó desde su templo;
¡mi clamor llegó a sus oídos!
Salmos 18:6
Escrito por Debora Rodrigo
No hay mayor consolación que la de saber que en medio de la angustia, alguien nos escucha. Y no cualquier alguien, sino Aquel que puede poner en nosotras paz. A menudo, las situaciones de la vida nos abruman, nos aplastan y nos dejan fuera de combate. Pero en medio de esa situación caótica, cuando todo alrededor parece estar derrumbado, cuando parece que no podemos ver una cara amiga, Dios nos escucha…
Solemos decir que siempre es más fácil acudir a Dios cuando las cosas no van tan bien. Sin embargo, no siempre es fácil hablar Dios en los momentos difíciles. Muchas veces estamos muy preocupadas pensando en qué hacer, qué pasos dar a continuación. O posiblemente hayamos perdido toda esperanza y nuestro impulso sea llorar desconsoladamente y lamentar nuestra situación.
La oración es un arma poderosa. No solamente para cambiar la situación que nos rodea, sobre la que Dios tiene el control absoluto, a pesar de lo que nos parezca imposible a nuestro entender. La oración es también capaz de cambiar nuestro interior. La oración puede llenar de paz nuestra alma. Puede poner gozo en un corazón angustiado.
La próxima vez que la angustia te invada, detente. Antes de dejarte llevar por el pánico, antes de comenzar a pensar desesperadamente qué hacer para salir de una situación que te sobrepasa, antes incluso de pensar en las consecuencias de lo que está ocurriendo, cierra tus ojos y ora. Te sorprenderá experimentar cómo Dios trabaja dentro de nosotras mientras estamos orando.
Dios no está lejos. A pesar de lo que a veces podamos pensar o sentir. Él está ahí a tu lado, en medio de la misma angustia que experimentas. Si no puedes verlo o sentirlo es porque tus emociones o tu situación no te permiten hacerlo. Pero a través de la oración, esa percepción puede aclararse. Invoca al Señor, clama a Dios, y experimenta como el salmista esa seguridad de que Él te escucha, de que tu clamor llega a sus oídos.
#HermanaRosadeHierro #oración #angustia