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Anhelo ser agradecida y contenta con lo que tengo
Escrito por Wendy Neill
Fue el año 1999. Me paré en mi closet, de tamaño mediano, lleno de ropa, y suspiré profundamente. Llevaba 10 años con mucha de esa ropa. No teníamos dinero para ropa nueva y tenía la bendición de mantener el mismo peso por todo ese tiempo. “Ya estoy cansada de poner la misma ropa siempre,” pensé. “Ojalá tuviera una blusa blanca, unos blue-jean nuevos y algunos vestidos y faltas.” Pero había estado trabajando en distinguir entre las necesidades y los deseos. Trataba de ser más agradecida y contenta con lo que ya tenía. Entonces, dije, “Señor, no necesito esas cosas. Tengo más ropa que muchos en el mundo. Ayúdame a ser más contenta.”
Unas pocas semanas después, recibí una llamada de una madre joven que acababa de conocer. “Wendy, estamos por mudarnos y estoy revisando todo lo que tengo. Tengo mucha ropa buena que no puedo poner. Antes yo era de tu talla, pero después de dar a luz, parece que no voy a volver a ser de ese tamaño. ¿Quieres ver la ropa a ver si hay algo que te quede o te guste?”
La fui a visitar, sin esperar mucho. Pero al revisar sus cosas, me asombré de lo que vi. Había una blusa blanca, unos blue-jean, vestidos, faltas, y más. Eran casi nuevos y de los colores y estilos que me gustaban. Además, no pudiera haber conseguido ropa que me quedaba mejor si pasara todo el día de compras, especialmente los blue-jean. Siempre me costaba conseguir los que me quedaban bien y esos eran perfectos.
Fue como si Dios me dijera, “Dado que soltaste tus deseos por esas cosas y estabas agradecida por lo que te he dado, ahora te voy a dar aún más.”
También, me dio la oportunidad de compartir con esa nueva amiga y muchos otros sobre todo lo que Dios ha hecho en mi vida. Saqué esta foto y la puse en la pared, junta con la historia para compartir con mis hijas sobre cómo Dios había provisto.
No quiero decir que Dios siempre trabaja así. Puede que tengas necesidad de comida o ropa y parece que nada te llega. Puede que te sientas olvidada por Dios. Sin embargo, te animo a mirar a tu alrededor y buscar las cosas por las que puedes dar gracias. Busca las maneras en las que te ha provisto. Anhela ser agradecida y contenta hoy y confía que siempre Él proveerá.
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Una niña de dos años demuestra su rabia cuando las cosas no salen como quiere. Una adolescente te trata con silencio. ¿Qué haces cuando no recibes lo que quieres?
La demostración de rabia de la niña de dos años no va a cambiar la decisión de la mamá. Sigue sin dejar que la hija saque las galletas del horno. La mamá sabe que se puede quemar la piel delicada de las manos de la hija y la quiere proteger.
El silencio que guarda la adolescente, ignorando a su padre, es una estrategia inefectiva para que él cambie de parecer en su petición de un carro nuevo.
¿Cómo reacciones cuando Dios no cumple con tus peticiones?
Uno de los aspectos más difíciles de la oración es confiar en la respuesta de Dios.
Tenemos que depender de Él para contestar a Su manera y en el momento que Él indica.
Cuando Dios escucha nuestras peticiones, puede que responda que sí, que no, o que esperemos. Sin embargo, Dios siempre contesta nuestras oraciones con crecimiento espiritual.
Entonces, no importa cuál sea la respuesta, nuestra mejor reacción es la de dar gracias:
Gracias por saber y querer lo mejor para mí.
Gracias por protegerme.
Gracias por proveer lo que necesito, no lo que quiero.
Gracias por aumentar mi fe.
Gracias por seguir en control, aún cuando quiero tomar control de todo.
¡Gracias por ser Dios!
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