Cuando pienso en Jesús, se me vienen tantos pensamientos que me cuesta enfocarme en uno solo.
En diferentes momentos durante mi vida, Jesús se me ha presentado de formas distintos. Es vivo y activo, así que tengo razón por la que me cuesta ponerle una descripción limitante. Ciertos momentos Le permiten demostrar un aspecto u otro de quién es.
Jesús, Mesías, Príncipe de Paz, Redentor, Maestro, Hijo de Dios, ejemplo, amigo… algunas descripciones que exploraremos a través del blog cuando nos enfocamos en los nombres de Dios.
Sin embargo, hay una diferencia entre pensar en Jesús y pasar tiempo con Él.
Mientras más tiempo pasamos con Jesús, más nos enamoramos de Él y más fácil se nos hace describirle a otros.
A veces, cuando tenía novio, cometí el error de hacer muchas cosas por él o para él, pero no CON Él. Y nos afectó la relación. No quiero cometer el mismo error con Jesús. Quiero estar totalmente entregada.
Hoy, te animo a tomar un momento para pasar un tiempo sentado con Jesús. Imagínate sentada a Sus pies como María (Lucas 10:39), o siguiéndole como hacía la gente, escuchando todo lo que decía. Y luego pregúntate, “Cuando pienso en Jesús, ¿estoy totalmente entregada?”
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