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Los que siguen el blog y el ministerio saben que los números para el primer retiro al destino el fin de semana pasado no fueron tantos como queríamos. Pero Dios tenía un plan mayor.
Oramos para que muchas mujeres de las congregaciones de Denver asistieran. Dios trajo mujeres de ocho estados y cuatro congregaciones de Denver. Dios tenía un plan mayor.
Las clases por la tarde fueron asignadas según tu estado de vida (mujeres sin niños, mujeres con niños en la casa, y mujeres con niños fuera de la casa). El primer grupo sólo tenía tres mujeres presentes, pero pudiéramos haber hablado, estudiado, y compartido todo el fin de semana por las maneras en las que nos conectamos. Dios tenía un plan mayor.
Hay personas que prefieren asignar quienes están en cuales grupos pequeños y puedo respetar la sabiduría de eso. Sin embargo, preferimos orar parar que Dios asigne “al azar” las mujeres que se encuentren en el mismo grupo. Luego, nos maravillamos de quien Dios une. Porque Dios tenía un plan mayor.
En muchos momentos, estaba tentada a cancelar el evento, abrumada por la mudanza y las responsabilidades que trajo el retiro al destino. Doy gracias a Dios que pudimos confiar en lo que Dios tenía planificado y perseverar. Dado que Dios tenía un plan mayor.
Al ver las vidas bendecidas, las hermanas animadas, y las maneras en las cuales glorificamos el nombre de Dios en el retiro al destino, me alegra ver que Dios tenía un plan mayor.
Y tal como vimos en el retiro, te invito a poner tu vida y tus preocupaciones en las manos del Jardinero Divino. Porque el Jardinero Divino es el paisajista divina y siempre tiene un plan mayor.
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Sadrac, Mesac, y Abed-nego eran hombres de fe. Demostraron el tipo de fe que describimos ayer – una fe en Dios mismo, no sólo una fe en lo que Dios puede hacer.
Cuando se enfrentaron con el horno de fuego, no dudaron en la habilidad de Dios para rescatarles. Pero su fe en la sabiduría infinita de Dios y su confianza en el plan de Dios fue mayor que su esperanza por la redención física.
Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado. (Daniel 3:16-18)
¿Sigues fiel sin importar la respuesta de Dios a tus oraciones?