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Hoy es el jueves con un vistazo al pasado y por lo tanto quiero dar gracias a Dios por la bendición del primer retiro al destino del Ministerio Hermana Rosa de Hierro.
Una hermana que asistió al retiro que se realizó a principios de octubre, escribió el siguiente resumen. Acompáñame a dar gracias a Dios con Stacey Uhlman quien escribió esta reflexión.
Lucas 6:12 “Por aquel tiempo se fue Jesús a la montaña a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios.”
Me imagino que a Jesús le encantó su tiempo en la montaña con su Padre, porque sé que a mí sí. El retiro al destino del 2015 del Ministerio Hermana Rosa de Hierro fue mi oportunidad de pasar una noche en la montaña orando a mi Padre. Y las muchas cosas que aprendí.
Jeremías 31:11-14 “Porque el Señor rescató a Jacob;
lo redimió de una mano más poderosa.
Vendrán y cantarán jubilosos en las alturas de Sión;
disfrutarán de las bondades del Señor:
el trigo, el vino nuevo y el aceite,
las crías de las ovejas y las vacas.
Serán como un jardín bien regado,
y no volverán a desmayar.
Entonces las jóvenes danzarán con alegría,
y los jóvenes junto con los ancianos.
Convertiré su duelo en gozo, y los consolaré;
transformaré su dolor en alegría.
Colmaré de abundancia a los sacerdotes,
y saciaré con mis bienes a mi pueblo»,
afirma el Señor.”
Esos versículos de Jeremías 31 fueron los versículos lema para el fin de semana. Los leímos una y otra vez – tanto que me sentí como una joven danzando con alegría. Pude decir con convicción que “El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.” Isaías 58:11
Aprendí sobre el paisajista – él que maneja la perspectiva mayor. Mi fe viene con una promesa. Dios me tiene algo mejor planificado para que su voluntad se perfeccione en mí (Hebreos 11:39-40).
No todo trabajo en el jardín son míos. Y no todo trabajo se puede cumplir al mismo tiempo. “Dios es el Jardinero Divino – el que provee el crecimiento pero cada uno tiene un papel que cumplir – a plantar, regar, y tender.” – Michelle Goff
Salmo 18:35 “Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar.”
Tu mano derecha es fuerte, segura. Tu mano derecha está abierta, así que debo abrir mis manos para recibirte. Si mis manos están cerradas, ¿dónde vas a morar? Tengo que estar dispuesta a “tirar” mis preocupaciones y pecados a tus pies y no volver a tomarlos. “¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno…” Isaías 40 (esp. v. 28)
Daré gracias en toda circunstancia. Por todo lo bueno, sea físico o espiritual, diré, “Su amor perdura para siempre.” Por todas las pruebas por las cuales he pasado, diré, “Su amor perdura para siempre.” En cada desafío que se me enfrenta, diré, “Su amor perdura para siempre.” – Salmo 136
Y seguiré creciendo. Sea que mis raíces se están profundizando o creciendo de lado, respiraré a Jesús. Tomaré de las aguas vivas y creeré que fluyan en mí (Juan 7:37).
Y para mí personalmente, aprendí que las mujeres y los grupos pequeños sí son una bendición. Compartir, cuidar, y cultivar son cualidades en las cuales se esmeran las mujeres cuando están centradas en Cristo. Mujeres, debemos aprovechar esta bendición y no huirla. Hay fuerza en los números – Eclesiastés 4:9-12.
Ya es la hora de “cantar jubilosas en las alturas de Sión.” Porque convirtió mi duelo en gozo, y me consoló; transformó mi dolor en alegría. Me colmó de abundancia, y sació con mis bienes a mí», afirma el Señor para mí.” – Jeremías 31:13-14
¡Estoy cantando jubilosa!
Stacey Uhlman
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Sí, leíste bien el título de este blog. Pero, ¿por qué dar gracias a Dios por los desafíos?
En el momento, nadie aprecia el sufrimiento como instrumento de crecimiento. Romanos 5:1-8 describe ese proceso hacia la madurez espiritual, pero definitivamente es un proceso. Y empieza con el sufrimiento.
Pero hay otra razón por la cual podemos dar gracias a Dios por los desafíos. Porque nos unen con Cristo y nos transforman más y más en Su imagen. Y no se te olvide que además, nos unen en la resurrección.
Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos. (Fil. 3:10-11)
¿Por cuál desafío puedes dar gracias a Dios hoy?