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Recuerda que ando errante y afligido,
que me embargan la hiel y la amargura.
Siempre tengo esto presente,
y por eso me deprimo.
Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza:
El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»
Bueno es el Señor con quienes en él confían,
con todos los que lo buscan.
Bueno es esperar calladamente
a que el Señor venga a salvarnos.
Bueno es que el hombre aprenda
a llevar el yugo desde su juventud.
¡Déjenlo estar solo y en silencio,
porque así el Señor se lo impuso!
¡Que hunda el rostro en el polvo!
¡Tal vez haya esperanza todavía!
¡Que dé la otra mejilla a quien lo hiera,
y quede así cubierto de oprobio!
El Señor nos ha rechazado,
pero no será para siempre.
Nos hace sufrir, pero también nos compadece,
porque es muy grande su amor.
El Señor nos hiere y nos aflige,
pero no porque sea de su agrado.
Lamentaciones 3:19-33
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Dieciocho veces en el libro de Job, se menciona la esperanza.
Job clama buscando esperanza.
»¿Qué fuerzas me quedan para seguir esperando?
¿Qué fin me espera para querer vivir? (Job 6:11)
Y en las palabras de sus amigos, Bildad y Zofar,
La esperanza es para quienes recuerdan de Dios.
Tal es el destino de los que se olvidan de Dios;
así termina la esperanza de los impíos. (Job 8:13)
Y hay seguridad en la esperanza.
Vivirás tranquilo, porque hay esperanza;
estarás protegido y dormirás confiado. (Job 11:18)
Sin embargo, sus palabras de esperanza se entremezclan con acusaciones y su propia interpretación de por qué Job está sufriendo.
En el capítulo 42, Dios reclama a esos amigos, pero no menciona el amigo joven de Job, Eliú. Puede que no le reclama porque es el único que habla defendiendo a Dios.
Cuando Eliú menciona el amor de Dios, se empieza a cambiar la perspectiva de Job y vemos que la esperanza entra en la conversación (Job 37:13).
Por lo tanto, cuando nosotros, como Job, anhelamos esperanza en medio del sufrimiento, la esperanza no es alcanzable sin un enfoque en el amor de Dios y la confianza que Dios está en control.
El amor de Dios es la fuente de la esperanza.