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Escrito por Corina Díaz, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Argentina
Ro. 5:3 Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la gloria de Dios.
Aunque ya estamos sobre el tercer mes del año aún sigo pensando en la forma más efectiva para sacar el mejor provecho a este 2022, así que decidí organizar una estrategia para conducirme hacia una vida de fe y esperanza. Aquí te comparto estos 5 sencillos pasos:
1. Ajustemos las expectativas, uno de los problemas más grandes del ser humano es sostener una expectativa sobre el futuro, esto simplemente crea una sensación de que las cosas tienen que salir como nosotros las deseamos en lugar de que se cumplan según el trabajo de Dios. Esto no quiere decir que no puedes plantearte grandes metas, lo que quiere decir es que necesitamos ser flexibles en cuanto al futuro y darle la oportunidad a Dios de que nos sorprenda con cosas aún más grandes.
2. Dejemos ir nuestras preocupaciones, una vez que tus expectativas se ajusten, verás como de forma casi instantáneas las preocupaciones se disipan, esto requiere pasar tiempo en oración. Fil. 4:6-7: No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
3. Demos pequeños pasos de fe, la oración nos llena de fe. Pasar tiempo hablando con tu Padre, nos conduce a confiar, porque entre más le conocemos más confiamos en su poder.
4. Nos conducimos en amor, una vida en fe nos libera del temor y de la angustia, y, por el contrario, reina el amor en nuestros corazones. Fil. 8:38-39: Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
5. Compartamos nuestra vida en comunidad, que es el resultado de la fe y el amor con otros. Ef. 5:2: y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.
Mi mayor deseo es que en este 2022 vivamos llenas de esperanza, confiadas en nuestro redentor, y preparadas para compartir nuestros corazones que sobreabundan en amor.
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Tomado de YO ya SOY: Testimonios de fe en el Gran YO SOY, escrito por Michelle J. Goff
Un estado de paz en la mano derecha de Dios viene cuando confiamos en Su provisión. El YO SOY dio a mi familia un ejemplo concreto de eso cuando estaba en la escuela secundaria…
Mi papá perdió su trabajo por una gran bajada de la economía después de haber trabajado en la misma compañía por catorce años. Toda la familia estaba en shock y la búsqueda de trabajo tardó un año y medio.
Mientras tanto, mi mamá volvió a certificarse y aceptó un trabajo como maestra de niños especiales en una escuela medio peligrosa. Mis hermanas y yo rotamos las responsabilidades de la casa: cocinar, limpiar, etc. Y todos nos limitamos en los gastos de la manera que podíamos.
Durante todo ese tiempo, la provisión del YO SOY fue asombrosaa y maravillosa.
Durante el año y medio estresante, pero gozoso, depósitos anónimos aparecieron en la cuenta bancaria, hermanos de la iglesia nos invitaron a cenar; toda y cada una de nuestras necesidades fueron satisfechas.
Siempre de pie como maestra, mi mamá ponía mucho cuidado en sus zapatos para que le duraran. Una tarde, después de las clases, ella llevó sus zapatos desgastados al zapatero para que se los arreglara. Quería sacar todo el provecho posible de esos zapatos.
“Señora, puedo coserlos por acá, pero se te van a romper por aquí. Puedo pegar estar parte, pero no le va a quedar bien. Lamento que ya no hay más nada que puedo hacer para rescatar estos zapatos. Creo que ya le toca comprar unos nuevos.”
Mamá volvió al carro donde nosotras la esperábamos. “Chicas, ya se nos van a acabar los cuarenta años en el desierto. Dios prometió a los israelitas que no se les desgastaría el calzado (Deut. 29:5). Mis zapatos ya están desgastados, así que ya le toca a tu papá conseguir trabajo.” Un mes después, así fue.
Tan pronto como mi papá consiguió trabajo, cada una de mis hermanas creció un montón (tenían 14, 12 y 6 años en ese tiempo). Yo me fui para la universidad, y mi mamá compró un nuevo par de zapatos para estar de pie todo el día enseñando.
YHVH Jiré significa el SEÑOR proveerá. Y la provisión del YO SOY es perfecta, a Su manera y en Su tiempo.