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Escuchando por mi nombre
Semana 3, Día 3
Llena los siguientes espacios en blanco:
Me emociona escuchar mi nombre cuando _____________.
No me gusta escuchar mi nombre cuando ______________.
Juan 10:3 (NVI)
3 El portero le abre la puerta, y las ovejas oyen su voz. Llama por nombre a las ovejas y las saca del redil.
Mi mamá tiene un nombre único. No hay mucha gente que se llama Jocelynn y si se llama así, es poco probable que lo deletree con doble N al final. Cuando escuchamos su nombre, volteamos pensando que es en referencia a mi mamá. Conocemos su nombre y sonreímos cuando lo escuchamos. Mi nombre no es tan único. En un retiro familiar en Cochabamba, Bolivia, había tres Michelle presentes: una niña, una adolescente, y mi persona. Obviamente, la niña fue la más llamada, pero volteé a ver cada vez que la llamaron. Todas. Las. Veces. Y dado que Michelle no es un nombre único, no debería de sorprenderme cuando haya más de una Michelle presente. La ocasión más cómica de la confusión de nombres fue cuando estuve en Bogotá, Colombia, un domingo. Hay un hermano allí que se llama Michel (Michael o Miguel en francés, pero pronunciado igual a cómo se pronuncia mi nombre). Así que cuando anunciaron que Michel iba a dirigir los cantos esa mañana para el culto de adoración, me quedé asombrada y asustada, hasta que me acordé que no era la única “Michel” entre los asistentes.
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Escucha a Él por quien es, no sólo por lo que dice
Semana 3, Día 2
Quédate quieta y reconoce que Él es Dios. Cesa de esforzarte. Deja de luchar.
Salmo 46:10 expresa cada uno de estos sentimientos en diferentes versiones del salmo.
Dios está en control. Y si nos quedamos quietos, cesamos el esfuerzo, y dejamos de luchar, sabremos y recordaremos que Él es Dios. Sin embargo, mi espíritu está lejos de ese conocimiento. Me siento ansiosa. Cuestionando. Dudosa. Concentrada en escuchar la voz del Padre, me molestan algunos aspectos de lo que escucho. ¿He estado tan enfocada en mis propios pensamientos, impulsada por mis propios deseos y una interpretación de lo que creo que es la voluntad de Dios para mi vida, que he dejado de escuchar? Henri Nouwen dijo, “Qué triste que el pensar muchas veces cesa nuestras oraciones.” Y la oración es tanto el escuchar como el hablar.
Así que me quedaré quieta. Dejaré de esforzarme. Voy a dejar de luchar la batalla dentro de mí misma. Y reconoceré que Él es Dios.