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En preparación para el tema de agosto, ¿temor o fe?, quiero compartir una historia de hace como un año…
Mi sobrino estaba jugando en el piso con sus carros mientras yo comí mi cena. Estaba comenzando una tormenta y hubo mucho viento. Escuchamos el trueno, pero no hubo relámpago ni lluvia todavía. Las tormentas de ese tipo no son muy típicos en Denver, donde vivíamos en ese momento, pero sí en Luisiana donde crecí. Así que comencé a explicar el trueno, el relámpago, y las tormentas de una forma que se pudiera entender un niño de dos años y medio.
Kadesh me escuchó un poco, pero prestó más atención a sus carros que a mi explicación… hasta que pasó un tren.
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A nadie le gusta que otro le muestre sus faltas. Hablar la verdad en amor puede ser doloroso. Y, a veces, sé que llegamos al fin del mes y los Elementos Comunes no son en lo que te quieres enfocar, porque sirve como un reflejo espiritual y un recordatorio de nuestras fallas.
Sin embargo, hoy, quiero que veas a los Elementos Comunes de una forma nueva. Vamos a buscar el gozo por las maneras en las cuales Dios nos ha ayudado a crecer y florecer. Toma un momento para dar gracias a Dios por las espinas que está eliminando. Y regocíjate en el hecho de que él pone a otras mujeres en nuestras vidas que pueden servir como hierro afilando a hierro, animando e inspirándonos a que seamos tan bellas como rosas a pesar de unas espinas.
Me regocijo contigo en la transformación que Dios está realizando en tus vidas, al reflexionar en los Elementos Comunes. Gracias por tomar este momento para regocijarte conmigo también.