Se me olvidó mi cinturón el otro día. Y no llevaba un pantalón que permitía andar sin cinturón. Pasé todo el día distraída por mi pantalón caído. No pude caminar tan rápido como quería y tuve que pasar más tiempo para cuidar de mi ropa.
Ese fastidio no compara con la necesidad de un cinturón como se ve en Efesios 6:14.
En los tiempos de la Biblia, un cinturón fue una parte vital de la ropa. El cinturón o la correa se doblaba por la cintura, y mantenía las mantas en su lugar. Permitía que la persona moviera, caminara, y hasta corriera libremente. Imagínate tratando de cocinar, caminar, o cargar algo mientras sostienes la ropa también.
Cuando el cinturón está bien puesto en su lugar, estamos libres para hacer lo que toca hacer, sin impedimento. No estamos distraídos por la necesidad continua de mantener todo en su lugar.
Cuando el cinturón de la verdad está bien puesto en su lugar, estamos libres para vivir una vida sin impedimento, la vida abundante que Dios nos ofrece. No estamos distraídos por la necesitad continua de determinar lo que es correcto o no, cómo las cosas deben de ser. Todo ya se encuentra en su lugar verdadero.
Pero la descripción que usó Pablo sobre la verdad como cinturón no es sólo una lección para una persona común y corriente. Para un guerrero, el cinturón de la verdad es la primera pieza defensiva de la armadura de Dios. El cinturón hizo que toda otra pieza de la armadura se quedara en su lugar, pero también sirvió como la funda para la pieza diseñada para la ofensiva: la espada. ¿Te imaginas entrar en una batalla sin tu cinturón? Es posible que te sirva por un tiempo, pero lo más grave sería encontrarte con el enemigo sin espada.
El cinturón de la verdad es lo que nos permite atacar al enemigo con la Palabra, la espada… otra vez, con la verdad. La verdad nos sirve para la defensa y también para la ofensiva.
¿Cuál es la importancia de la verdad para nuestra vida diaria? ¿Cómo salen las cosas de mal cuando la verdad no está bien establecida?
Este mes, estamos resaltando algunas porciones del libro ¿Quién tiene la última palabra? Cortando las mentiras de Satanás con la verdad de la Palabra de Dios. Te invitamos a reunirte con un grupo de mujeres para caminar juntas para Reconocer la mentira, Reemplazar la mentira con la verdad y Recordar la verdad por un versículo bíblico.
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