Mis pulgares son negras, no verdes. No soy buena jardinera. Tiendo a matar cualquier planta que intento crecer. Le doy demasiada agua o me olvido de ella.
Pero aprecio muchísimo los vegetales, hierbas, y flores que otros tienen el talento para crecer. Ahora tengo unos arbustos de rosas y una planta de tomates en mi casa.
Requieren tiempo, paciencia, y dedicación. Se requiere buena tierra, agua, y sol. ¿Y lo más importante? La fe.
“Quien planta la semilla bajo tierra y espera a ver, cree en Dios.”
Mi mamá hizo un cuadro con punto-cruz para mis abuelos graneros hace años. Y ya que los dos abuelos han pasado a los cielos, mi mamá retomó el cuadro y está en su casa.
La cita describe muy bien de lo que se trata la vida para quienes residen en las manos del jardinero divino. El crecimiento, el descanso, la seguridad, y toda bendición son fruto de nuestra fe.
¿Qué significa para ti estar en las manos del jardinero divino?