Escrito por Kara Benson, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas
Hace años escuché esta cita: "Tu actitud determina tu altitud". Nuestra actitud y comportamiento a menudo definen qué tan alto alcanzaremos y, como cristianos, qué tan bajo alcanzaremos.
Filipenses 2: 5-11 dice: “Tu actitud debe ser la misma que la de Cristo Jesús: el cual, siendo en la misma naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a lo que aferrarse, sino que se despojó de sí mismo, tomando la misma naturaleza de un siervo, siendo hecho a semejanza humana. Y al ser encontrado en apariencia como un hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, ¡incluso la muerte de cruz! Por tanto, Dios lo exaltó a lo más alto y le dio el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. "
Los versículos 3-4 del mismo capítulo dicen: “No hagáis nada por ambición egoísta o vanidad, sino consideraos con humildad a los demás mejores que vosotros. Cada uno de ustedes debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.”
De acuerdo a 1 Corintios 13:5, el amor no busca lo suyo. Nuestra actitud redefinida se caracteriza por la humildad, por buscar el mejor interés de otros. También se caracteriza por ser guiada por el Espíritu.
Gálatas 5:25 dice, “Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.”
Si somos llamadas a vivir por el Espíritu y a caminar con el Espíritu, debemos saber cómo se ve eso.
¿Cómo puedo saber si estoy siendo guiada por el Espíritu?
• Cuando te sientas impulsada a hacer o decir algo que se alinea con las Escrituras, pero que está fuera de lo normal (que naturalmente no harías o dirías).
• Cuando tus acciones, palabras y mentalidad se alinean más con las de Dios.
• El amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad, la benignidad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio propio son el fruto del Espíritu. Si estamos aumentando en estas áreas, es una señal de que estamos siendo guiadas por el Espíritu.
Como seguidoras de Cristo, nuestra actitud debería ser como la de Él. Nuestra actitud debe ser redefinida por la humildad y por la guía del Espíritu.
¿Cómo está tu actitud demostrando humildad? ¿Cómo estás permitiendo que el Espíritu Santo te guíe?