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Semana 6: Escuchando por los cinco sentidos
Ni un rastro de humo
Semana 6, Día 4
El olfato es el sentido con mayor memoria: pan fresco en la casa de la abuela, las flores de la casa de la vecina en la primavera, y el aire lleno de polución en Caracas. Cada uno de esos olores me traen recuerdos especiales y provocan todas las emociones que viene con cada uno. Escuchar a Dios por los olores de la naturaleza es una manera obvia de escuchar a Dios por el sentido del olfato.
Pablo compara la visita de Epafrodito y los regalos mandados por los filipenses con un olor fragante, como los sacrificios que los israelitas hicieron a Dios (Fil. 4:18, RV60). 18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios.
¿Qué ofrecemos al Señor que es como un olor fragante delante de Él?
¿Cómo son Sus palabras como olor fragante para ti?
Una de las historias más poderosas en las que escuchamos la respuesta de Dios, comprobada por el sentido de olfato, se encuentra en Daniel 3. Te animo a leer todo el capítulo antes de resaltar unas partes específicas para el ejercicio de escuchar hoy.
Apuntes de Daniel 3:
Después de negar adorar a la estatua dorada, vemos la respuesta de los tres judíos, siervos de Dios en Daniel 3:16-18 (NVI).
16 Sadrac, Mesac y Abednego le respondieron a Nabucodonosor: ―¡No hace falta que nos defendamos ante Su Majestad! 17 Si se nos arroja al horno en llamas, el Dios al que servimos puede librarnos del horno y de las manos de Su Majestad. 18 Pero, aun si nuestro Dios no lo hace así, sepa usted que no honraremos a sus dioses ni adoraremos a su estatua.
¡Guao! ¡Qué fe! Pero no termina la historia allí, ni es el enfoque para el escuchar hoy.
Daniel 3:26-27 (NVI)
26 Dicho esto, Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno en llamas y gritó: ―Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, ¡salgan de allí, y vengan acá! Cuando los tres jóvenes salieron del horno, 27 los sátrapas, prefectos, gobernadores y consejeros reales se arremolinaron en torno a ellos y vieron que el fuego no les había causado ningún daño, y que ni uno solo de sus cabellos se había chamuscado; es más, su ropa no estaba quemada ¡y ni siquiera olía a humo!
Fogatas, hornos de leña, o cualquier fuente de fuego, sin importar lo lejos que me siento de las llamas, mi ropa y mi cabello terminan oliendo a humo después de pocos momentos. Pero para Sadrac, Mesac, y Abednego, “ni siquiera olía a humo.” ¿Cuál fue el mensaje de Dios ese día para todos, testificado por el sentido de olfato? (O por la manera en la que Nabucodonosor lo expresó en su declaración en Dan. 3:28 29).
El poder de Dios es sin igual. Y ninguna circunstancia puede impedir Su capacidad para salvar. Que esa verdad sea como olor fragante y palabra animadora para ti hoy.
Otros apuntes, pensamientos, o dibujos al escuchar por el sentido de olfacción:
¡Nos encantaría escuchar de ti! Por favor, comparte con nosotras de lo que estás escuchando y cómo estás creciendo en la devoción al escuchar.
Esta entrada del blog viene del libro Llamada a escuchar: Cuarenta días de devoción. Para pedir una copia del libro, favor de visitar a nuestra página web e invita a una amiga a participar en el estudio contigo. El libro incluye guías adicionales y preguntas a ser revisadas en el contexto de un grupo pequeño semanalmente.
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Semana 6: Escuchando por los cinco sentidos
Siempre escuchamos a algo
Semana 6, Día 3
Mi papá tuvo una severa infección de oído que repentinamente y sin advertencia se convirtió en meningitis, sepsis y neumonía. Pasó una semana en el hospital y luego le dimos antibióticos intravenosos en la casa diez días más. Durante ese tiempo, y por unas semanas más, su oído derecho estuvo totalmente tapado. Y dado que no podía escuchar ningún sonido por ese oído, su cerebro llenó el vacío al tocar su propia música. Por como un mes, mi papá escuchó la música orquestal, música de banda, y una que otra canción vieja de cuando era niño. La canción a la que siempre volvía fue La Rapsodia en Azul por George Gershwin, una obra excelente y pegajosa en su ritmo.
Nos reímos al decir que menos mal sólo escuchaba buena música porque lo que “oyó” en ese tiempo venía de su cerebro, y no de las ondas sonoras que usamos para procesar un sonido.
Al reflexionar sobre ese fenómeno, me di cuenta que siempre estamos escuchando a algo, aún si es sólo la voz en nuestra propia mente. No existe el silencio completo. Si estamos en un ambiente silencioso, nuestro cerebro compensará y nuestros pensamientos traerán su propio “sonido” al momento. Hoy, vamos a escuchar por el sentido del oír, pero vamos a escuchar por el silencio.
Salmo 62:1-2, 5-8 (LBLA)
En Dios solamente espera en silencio mi alma;
de El viene mi salvación.
2 Sólo El es mi roca y mi salvación,
mi baluarte, nunca seré sacudido.
5 Alma mía, espera en silencio solamente en Dios,
pues de El viene mi esperanza.
6 Sólo El es mi roca y mi salvación,
mi refugio, nunca seré sacudido.
7 En Dios descansan mi salvación y mi gloria;
la roca de mi fortaleza, mi refugio, está en Dios.
8 Confiad en El en todo tiempo, oh pueblo;
derramad vuestro corazón delante de El;
Dios es nuestro refugio. (Selah)
Habacuc 2:20 (NVI)
20 En cambio, el Señor está en su santo templo;
¡guarde toda la tierra silencio en su presencia!
Apocalipsis 8:1 (NVI)
Cuando el Cordero rompió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo como por media hora.
Ya hemos mejorado la práctica de escuchar por el silencio… Te presento el desafío de escuchar por media hora en silencio. Imagínate entrar en Su santo templo y guardar silencio ante Él durante esa media hora.
Otros apuntes, pensamientos, o dibujos al escuchar por el sentido de oír:
¡Nos encantaría escuchar de ti! Por favor, comparte con nosotras de lo que estás escuchando y cómo estás creciendo en la devoción al escuchar.
Esta entrada del blog viene del libro Llamada a escuchar: Cuarenta días de devoción. Para pedir una copia del libro, favor de visitar a nuestra página web e invita a una amiga a participar en el estudio contigo. El libro incluye guías adicionales y preguntas a ser revisadas en el contexto de un grupo pequeño semanalmente.