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“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.” Mateo 11:28
Escrito por Rachel Baker
Me sentí muy bendecida este año para el Día de la Acción de Gracias, un feriado en los Estados Unidos. Toda mi familia estaba reunida para comer. Como buenos sureños, la opción principal para tomar era té frío con azúcar. Sí había una jarra de té sin azúcar, pero la jarra era mucho más pequeña que la otra, y era solamente para quienes tenían una nota del médico restringiendo su consumo de azúcar (que Dios les bendiga). Los hospitalarios que somos los sureños, queríamos ofrecerles algo para tomar, por lo menos…
Había mucha gente que quería el té endulzado, así que se nos agotó el té rápidamente. Ése es el punto en el que la anfitriona se estresa porque hacer un buen té endulzado toma su tiempo. Claro, podría mojar unas bolsas de té en agua fría con azúcar y servir eso, pero sería una mala imitación de lo que les quisiera dar. ¿A quién le gustaría un té aguado con el azúcar que se siente en granos? Nadie está contento con ese resultado y la anfitriona se siente mal por lo que pudiera haber hecho mejor.
Por lo tanto, ella tomó el tiempo que se requería: hirvió el agua, dejó que se hiciera más concentrado, y el azúcar se disolvió. ¡Y todos se regocijaron!
Al reflexionar en la temporada de dar que viene con los feriados, espero que recordemos la lección del té con azúcar. Es más fácil apurarse de un evento a otro. Siempre hay muchas oportunidades para dar nuestra energía, dinero y tiempo. Pero ¿estás siendo intencional al reponer esos recursos? Tal como a nadie le gusta un vaso de té frío aguado con azúcar no bien mezclado, a nadie le gusta cómo queda el resultado cuando si estás dando de ti misma desde un lugar de estrés y agotamiento.
Aparta un tiempo para descansar. Busca unos minutos para estar a solas con Dios y dejar que Su paz te rodee en medio de un horario más apretado de los feriados.
Los invitados para el Día de la Acción de Gracias apreciaron la anfitriona que tomó el tiempo para hacer un buen té con azúcar. De igual manera, las personas en tu vida apreciarán si tomas el tiempo para poder dar de lo más dulce de ti también.
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Los israelitas eran una nación rebelde. Sirvieron a otros dioses y siguieron un camino de infidelidad adúltera.
En el libro de Jeremías, Dios habla con Su pueblo a través del profeta Jeremías para recordarles que Él no se ha olvidado de ellos. En el capítulo 29, Jeremías escribe una carta a las personas en el exilio en Babilonia. Es en ese contexto histórico que encontramos la promesa que se cita frecuentemente sobre una esperanza y un futuro.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. (Jer. 29:11)
Y aunque el tiempo en Babilona fue una forma de disciplina por la infidelidad de Israel, presenta una oportunidad de compartir con otras naciones más directamente sobre quien es Dios e invitarlas a una relación con el Dios soberano.
¿Te acuerdas de Daniel y sus amigos? Dieron tremendo testimonio a las naciones babilonias y medo-persas. Dios tiene planes para darnos un futuro y una esperanza. Pero muchas veces no se presenta de la manera que quisiéramos.
Al fin y al cabo, Dios está en control. Sea lo que se presenta en nuestra vida como una consecuencia de nuestras acciones, una forma de disciplina, el producto de nuestras decisiones o el diseño de Dios, lo que más importa recordar es que Dios tiene un plan, un plan para darnos esperanza y un futuro.
El plan de Dios es divino, infinito, supremo y la fuente de esperanza para un futuro redimido.
Comparte esas buenas nuevas de esperanza con alguien hoy. Dale la esperanza que sólo viene de Dios y Su plan para nuestras vidas.