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“Fingir hasta que lo logras,” suena muy artificial, superficial, e insincero. Sin embargo, animamos a los niños a jugar vistiéndose de todo, permitiéndoles anhelar algo que, por el momento, está todavía inalcanzable. Pero, al hacer eso, le permitimos ejercitar los músculos y agudizar sus mentes, practicando lo que sí serán algún día.
Como C.S. Lewis lo describió:
Muy a menudo la única manera de desarrollar verdaderamente una cualidad es empezar a comportarse como si uno ya la tuviera. Tal es la razón de que sean tan importantes los juegos de niños. Siempre están aparentando ser adultos, jugando a los soldados, el almacén. Y lo que todo el tiempo están haciendo es fortalecer sus músculos y agudizar sus mentes, de tal manera que el aparentar ser adultos los ayuda a crecer de veras.
Ahora bien, en el instante en que te dices, “Aquí estoy, vistiéndome de Cristo,” es muy probable que veas de inmediato algún modo en que, en ese momento, el aparentar puede transformarse en menos una aparentar y más una realidad. Descubrirás que en tu mente dan vueltas diversas cosas que no estarían ahí si verdaderamente fueras un hijo de Dios. Bien, detenlas. O puedes advertir que, en vez de rezar, deberías estar abajo escribiendo una carta, o ayudando a tu esposa a lavar los platos. Bien, anda y hazlo.
Entre más “nos vestimos de acuerdo” como hijas de Dios, más ejercitamos los músculos espirituales y agudizamos nuestras mentes como hijas del Rey, practicando lo que algún día ya somos.
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Hacemos muchas cosas a la vez. Compaginamos las varias responsabilidades familiares con las otras responsabilidades de la vida. Lo hacemos con gracia y estilo. Pues, quizás nos falta la gracia y el estilo es anticuado.
Pero en medio de las vidas complejas que tratamos de manejar, nuestra salud es una de las primeras prioridades que se nos escapa.
La salud espiritual de la mujer está íntimamente conectada a la salud física, la salud mental, la emocional, y la salud de la familia.
¿Cómo te sientes cuando tienes hambre? ¿Te falta más la paciencia?
Y si has tenido un día estresante… ¿Te cuesta confiar en Dios?
¿Qué tal la depresión y el desánimo? ¿Cuándo sufres de ellos, te dificulta el regocijarse en todo?
Y finalmente, si un miembro de la familia está de mal salud, ¿Cómo afecta tu fe?
La salud espiritual de la mujer no se puede separar de los otros aspectos de la salud de la mujer. Y por lo tanto, vamos a explorar las varias facetas de la salud de la mujer en este mes enfocado en la salud espiritual de la mujer.
¿Cuál aspecto de tu salud está afectando más a tu salud espiritual actualmente?