“¿Qué tiene un nombre? Lo que llamamos rosa olería tan fragante con cualquier otro nombre.” (William Shakespeare, Romeo y Julieta)
Cual sea el nombre de Dios que escojamos, no hay mejor sonido que la proclamación de Su nombre.
Por las Escrituras, vemos muchos nombres para Dios. En esta temporada, muchos toman el tiempo para reflexionar en el nacimiento de Cristo, el Verbo que se hizo carne y habitó entre nosotros, el cumplimiento de las profecías y la personificación de muchos nombres y características de Dios.
El año pasado, mi hermana escuchó una entrevista por la radio en el programa “Enfócate en la Familia.” Compartieron una idea para mantener a Cristo en el centro de la Navidad, como familia. De acuerdo con la edad y los intereses de los niños, la actividad se puede adaptar.
La idea es que pasen un tiempo reflexionando en los nombres de Dios, que los incorporen en las decoraciones, conversaciones familiares, etc. Así traemos a Cristo al centro de la conversación durante esta temporada. Por ejemplo, usando los nombres de Jesús que mencionó el profeta Isaías cuando habló de Su nacimiento, o el nombre Emanuel, “Dios con nosotros.”
Para su familia, mi hermana y mi cuñado animaron a mi sobrino, que en ese tiempo tenía cinco años, a escribir los nombres de Cristo en hojas de papel que formaron aros y colgaron en su árbol navideño (ve la foto). Al copiar las letras de cada nombre, conversarían sobre lo que significaba ese nombre y leerían un versículo sobre ese aspecto de Cristo. Su hermanita, de dos años, repetiría el nombre y pudo colorear en unas hojas de papel donde un adulto había escrito un nombre del Mesías.
Inspiradas por este concepto, y animadas por esta idea tan práctica, para el mes de diciembre, vamos a enfocarnos en los nombres de Cristo. Y antes de compartir los que hemos escogido para el mes, cuéntanos cuál es tu nombre favorito y por qué es tan especial para ti.
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