Caminar en la luz como Él es luz…
El camino de luz a veces se siente pesado, pero su yugo es fácil y su carga ligera (Mt. 11:30).
El camino de luz es una vida de transparencia, sinceridad y honestidad.
Recientemente, unos amigos cristianos se han caído en la trampa del pecado adictivo. Sus adicciones y aventuras no son la voluntad de Dios para sus vidas, ni para las vidas de sus familias y amigos. Sin embargo, cuando se les han confrontado con la verdad de sus luchas, su primera tendencia es la de esconderse. Quieren que nadie se entere, no por pena que les lleva a arrepentimiento sino porque prefieren quedarse en la oscuridad. Sólo Dios puede redimir estas situaciones extremadamente tristes. Entonces, oramos.
Ser expuesto a la luz permite sanación y crecimiento.
Por fe, Dios ofrece la oportunidad de arrepentirse y transformar una vida.
Sólo temor puede crecer en la oscuridad. El amor perfecto echa fuera el temor.
La luz brilla y corta la oscuridad, aún el parpadeo de una velita de esperanza.
Fe, esperanza, amor. Y la mayor de ellas es el amor.
Amamos a los que están adoloridos. Amamos a la persona, aunque odiamos el pecado y la oscuridad que ha consumido sus vidas. Y reconocemos las tentaciones de la oscuridad en nuestras propias vidas.
El camino de luz no significa que caminamos perfectamente, pero sí significa que decidimos caminar con Él que sí es perfecto, Él que es la luz (1 Jn. 1:7-9).
7 Pero, si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.
8 Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. 9 Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.
Mientras que las personas imperfectas navegamos el camino de luz e invitamos a otros a caminar con nosotros, el camino no siempre es bien claro. Sí, Dios promete que Su Palabra es lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro sendero (Sal. 119:105), pero el camino de luz no es siempre bien iluminado. Nos llama a caminar por fe y no por vista (1 Cor. 5:7).
Le pido a Dios que tomes el paso para caminar en la luz, aún si implica arrepentimiento doloroso.
Le pido a Dios que te profundices en la luz, aún cuando el camino de luz parece pesado.
Le pido a Dios que te mantengas en la luz, aún cuando el camino parece poco claro.
Que caminemos en la luz como Dios es luz, caminando por fe y no por vista.
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