Puede que veamos a los Elementos Comunes como una lista de quehaceres: cómo queremos crecer o florecer, una expresión de frustración por nuestras espinas, o un pedido vacilante por ayuda de una Hermana Rosa de Hierro como afiladora en tu vida.
Pero la transformación verdadera viene por una relación, no por un enfoque académico a una lista de quehaceres en los que tenemos que trabajar.
Los Elementos Comunes están diseñados para invitar al Espíritu en esas áreas de nuestras vidas en las que queremos crecer o florecer, invitarle a trabajar en las espinas que deseamos eliminar, e invitar a otros a acompañarnos como hierro afilando a hierro, animándonos en el crecimiento transformador.
No estamos en la lucha solas. Tenemos una Ayuda, Consolador, Intercesor… un paracleto.
Cuatro veces en el libro de Juan, la palabra griega, paracleto se usa para describir el Espíritu Santo. Mayormente se traduce como Consolador, pero la misma palabra griega se usa en 1 Juan 2:1 para describir a Jesús como nuestro Intercesor.
Según Gordon Dalbey en La sanación del alma masculina, la palabra griega paracleto fue un término antiguo de los guerreros. “Los soldados griegos entraban en la batalla por pareja,” dice
Dalbey, “para que cuando atacara el enemigo, podrían ponerse de espalda, cubriendo el lado ciego del otro. El compañero en la batalla fue el paracleto.”
Un paracleto se queda a nuestro lado, nos aconseja, nos consuela, intercede por nosotros, y es un compañero listo para la batalla en cualquier cosa que enfrentamos.
¡Vamos a ver al Intercesor, nuestro paracleto y hablador de la verdad, la última palabra!
El apoyo de la iglesia Dios nos dio el Espíritu Santo para ayudarnos y caminar con nosotras, pero también nos dio Su iglesia.
El desafío es: Satanás quiere hacer todo lo que puede para detenernos y para que no aprovechemos los recursos que Dios provee. Nos dice que somos un fracaso si pedimos ayuda.
¿Cómo estás invitando al Espíritu Santo para que realice una transformación en tu vida hoy? ¿Estás dejando que Él y otros te ayuden en ese proceso?
Las referencias al Espíritu Santo como paracleto y dar a Dios la última palabra vienen del libro ¿Quién tiene la última palabra? Cortando las mentiras de Satanás con la verdad de la Palabra de Dios.
[1] Dalbey, Gordon. Healing the Masculine Soul (Nashville: Thomas Nelson, 2003) 124.
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