Oídos rebeldes nos llevan a lágrimas dolorosas
Semana 3, Día 5
A lo largo del Antiguo Testamento, escuchamos más la voz del Padre que la del Hijo o la del Espíritu Santo. Y habló, principalmente, a través de los profetas. Sin embargo, los israelitas nos dan muchos ejemplos de quienes no escucharon. O si escucharon, no obedecieron. Cuando Dios habla por el profeta Isaías en el capítulo 48 (NVI), se dirige a “la familia de Jacob… los que llevan el nombre de Israel.”
Isaías 48:8, 17-19, NVI
8 Nunca habías oído ni entendido;
nunca antes se te había abierto el oído.
Yo sé bien que eres muy traicionero,
y que desde tu nacimiento te llaman rebelde.
17 Así dice el Señor,
tu Redentor, el Santo de Israel:
«Yo soy el Señor tu Dios,
que te enseña lo que te conviene,
que te guía por el camino en que debes andar.
18 Si hubieras prestado atención a mis mandamientos,
tu paz habría sido como un río;
tu justicia, como las olas del mar.
19 Como la arena serían tus descendientes;
como los granos de arena, tus hijos;
su nombre nunca habría sido eliminado
ni borrado de mi presencia.
¿Qué quiere decir Dios cuando dice que nunca habían oído ni entendido (v. 8)?
¿Cuál fue la consecuencia de no haber prestado atención a los mandamientos de Dios (v. 17-19)?
Te animo a leer todo el capítulo 48 de Isaías y ver cómo Dios expresa Su frustración con la falta de atención a Sus instrucciones. Por supuesto que no es la única vez en la que Dios nos da tal descripción de Israel.
Ezequiel 12:1-2 (NVI)
El Señor me dirigió la palabra: 2 Hijo de hombre, vives en medio de un pueblo rebelde. Tienen ojos para ver, pero no ven; tienen oídos para oír, pero no oyen. ¡Son un pueblo rebelde!
¿Qué pasa cuando no escuchamos las enseñanzas de Dios?
¿Qué otro ejemplo bíblico te viene a la mente sobre el dolor o las consecuencias de no haber escuchado a Dios?
¿Qué ejemplos tenemos de nuestras vidas personales?
¿Cuál es la parte más importante de escuchar los mandamientos de Dios?
Mateo 7:24-27 (LBLA)
24 Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; 25 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque
había sido fundada sobre la roca. 26 Y todo el que oye estas
palabras mías y no las pone en práctica, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena; 27 y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; y cayó, y grande fue su destrucción.
¿Cuál fue la diferencia entre el sabio y el insensato? (Nota: los dos escucharon la palabra.)
Otras notas, dibujos, o pensamientos al escuchar al Padre:
¡Nos encantaría escuchar de ti! Por favor, comparte con nosotras de lo que estás escuchando y cómo estás creciendo en la devoción al escuchar.
Esta entrada del blog viene del libro Llamada a escuchar: Cuarenta días de devoción. Para pedir una copia del libro, favor de visitar a nuestra página web e invita a una amiga a participar en el estudio contigo. El libro incluye guías adicionales y preguntas a ser revisadas en el contexto de un grupo pequeño semanalmente.