Llevamos tres días estudiando versículos del libro de Juan. El apóstol Juan, en su evangelio enfatiza quién es Jesús y resalta los temas en los que Jesús se enfocó durante su tiempo en la tierra, tanto lo que modeló con los apóstoles y enseñó a otros. Siete veces en el libro de Juan, vemos las declaraciones de Jesús, las descripciones “YO SOY.”
En Juan 14:6, respondiendo a Tomás,
6 —Yo soy el camino, la verdad y la vida –le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
Tomás, junto con los otros apóstoles, estaba buscando seguranzas y afirmaciones, dado que Jesús comenzó a describir el tiempo en el que se les iba a ir. Te animo a leer todo el capítulo. Nos amplía el entendimiento de Jesús: el único camino al Padre, el cumplimiento de la verdad, y la fuente de vida, tanto la vida eterna como una calidad de vida aquí en la tierra.
Hace poco, cuando leí todo el capítulo, descubrí que nos da una imagen clara de los papeles del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, sus relaciones los unos con los otros y las con nosotros.
Cuando detallamos las descripciones de Jesús en Juan 14:6, entendemos un poco más sobre la importancia de esas relaciones. Fuimos creados con el anhelo de una relación con nuestro Creador. Pero el único camino al Padre es a través del Hijo. Y aunque Jesús creó el camino y volvió al Padre, después de la resurrección, sigue sirviendo como intercesor o intermediario. Dado que Él vive, nosotros viviremos (Juan 14:19).
Y nos dejó el Espíritu de la verdad, nuestro Consolador (Juan 14:16-17), para que podamos seguir caminando en la verdad.
Jesús, el camino, la verdad, y la vida, nos invita a llegar al Padre por Él, y nos equipa para contestar ese llamado.