Emociones mezcladas. Nos llenamos de ellas. Lloramos en tristeza y alegría a la vez. Lo que más nos emociona también nos hace nerviosos (pregunta a una madre nueva). Ayer, sentí alivio y tristeza al mismo tiempo. Nuestras emociones mezcladas pueden parecer ilógicas, pero son manifestaciones verdaderas de todo lo que está pasando en nuestras mentes y en nuestros corazones.
Y espiritualmente hablando, muchas de nuestras emociones y reacciones no tienen sentido desde la perspectiva del mundo. Regocijamos cuando enfrentamos las pruebas, alabamos a los humildes, y consideramos dichosos a los pobres en espíritu.
Como cristianos, hasta celebramos la muerte. ¿Sabes por qué? Porque vemos el poder de la resurrección. La resurrección cambió todo.
Después de la resurrección, el duelo de los discípulos se convirtió en alegría y su tristeza en gozo.
Y cuando las mujeres se acercan a la tumba y el ángel les dice que Jesús resucitó de entre los muertos, vemos que estaban “asustadas, pero muy alegres.”
¿Por qué tuvieron tanto miedo? ¿Se cumplió su gozo a raíz del temor? ¿Alguna vez has sentido el temor y el gozo a la vez?
El ángel dijo a las mujeres:
—No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: “Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán.” Ahora ya lo saben.
Así que las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, asustadas pero muy alegres, y corrieron a dar la noticia a los discípulos. En eso Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. ~ Mateo 28:5-9
Entonces hoy, te pregunto, ¿qué temes? ¿Cómo puede la resurrección traer gozo a tus temores? ¿Y cómo transforma la resurrección a nuestras reacciones?