Abrumada. Creo que ése sería la mejor descripción de mi estado en los últimos dos meses. Abrumada.
No les voy a dar la lista de las cosas que me han dejado con ese sentir. Sé que tienes tu propia lista. Pero no dejes que tus pensamientos vayan a tu propia lista y te sientas abrumada nuevamente… quédate un momento para una reflexión que tuve esta semana.
¿Cómo puedo sentirme desanimada o frustrada por algo que ni siquiera está en mis manos?
Supuestamente, dejo mis cargas en las manos de Dios. Dependo de él para cumplir con mis necesidades. Y confío en su cuidado para lo que se me presenta en el día.
Sin embargo, termino retomando mis preocupaciones. No las dejo en mano de Dios para que él se encargue sino que las agarre y me siento frustrada, desanimada, y abrumada.
Por lo tanto, hoy no te animo a entregar las cosas a Dios – espero que ya lo hayas hecho. Te animo a dejar las cosas en las manos de Dios.