Escrito por Michelle J. Goff, fundadora y directora ejecutiva del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Arkansas
Al final del año, tendemos a reflexionar en lo que hemos hecho bien y lo que hicimos mal. Quizás no se trata tanto de las acciones, sino de las actitudes o palabras.
Se puede revisar las resoluciones del año nuevo que se hicieron hace un año con frustración y tristeza, regocijo y gratitud o un encogimiento de hombros apático. Otros pueden reírse cuando esos planes bien trazados volaron por la ventana cuando ocurrió la tragedia de (rellena el espacio en blanco).
Al reflexionar en el año pasado, puedo decidir recordar los momentos que resaltan mis fallas, las circunstancias fuera de mi control o las maneras en las que Dios trabajaba en medio de ellas. Y puedo confiar que Dios seguirá trabajando para que todo sea para bien (Ro 8:28).
Como seres humanos, a menudo no logramos mantener el compromiso al 100% con Cristo que Él mantiene con nosotros. Pero Dios ya lo sabía. Y aun así nos ama.
Como ministerio, decidimos enfocarnos en ser “comprometidas con Cristo”, tomado de las palabras de Pablo a los filipenses.
Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la Ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos. (Fil 3:7-11 NVI)
Durante el año, a través de las entradas del blog, hemos oído historias de la Biblia y testimonios de mujeres comprometidas con Cristo, a la oración y a la resurrección. Describieron lo que significa ser una discípula comprometida y tener un corazón comprometido a través de una vida comprometida. Más recientemente, aprendimos sobre comprometernos los unos a los otros y a dar gracias.
En octubre, celebramos lo que significa ser Comprometida a Escuchar: Cuarenta días de dedicación e invitamos a todas de habla hispana, inglesa o portuguesa a poner ese principio en práctica a través de los ejercicios para escuchar. No importa cuándo, dónde, qué o cómo escuchamos, nos comprometemos a Quién define nuestro por qué.
El libro de Colosenses sirvió como fondo para varios eventos presenciales y virtuales enfatizando nuestro compromiso con Cristo quien es en todo y sobre todo y con quien hace posible nuestro compromiso consigo mismo.
Agradecimientos especiales a nuestras voluntarias, guerreros en oración, socios financieros, sin dejar de mencionar a nuestro equipo y junta directiva maravillosos, quienes todos han demostrado su compromiso con Cristo a través de su compromiso a nuestra visión: equipar a las mujeres para que se conecten con Dios y las unas con las otras más profundamente.
Para el año 2025, estamos tomando los siguientes pasos en nuestra prioridad de ser comprometidas con Cristo. Expondremos sobre cómo se ve una seguidora comprometida o una discípula de Cristo… al poner Sus palabras en práctica y “Practicar como una mujer sabia” (Mt 7:24).