Escrito por Claudia Malaquias, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Minas Gerais
La capacidad de escuchar es un talento precioso, a menudo subestimado en un mundo donde la comunicación generalmente se entiende como habla. Sin embargo, la verdadera sabiduría y comprensión provienen de la capacidad de escuchar con un corazón y una mente abiertos. Los pasajes bíblicos de Mateo 15:10 y Proverbios 1:5-6 proporcionan una base espiritual sólida para comprender el profundo impacto de un espíritu que escucha.
En Mateo 15:10, Jesús dice: "Escuchen y entiendan" (NVI). Estas palabras son un llamado directo a la importancia de escuchar con atención. Jesús a menudo enseñaba usando parábolas, requiriendo que la audiencia escuchara atenta y reflexivamente para captar el verdadero significado de sus palabras. Esta forma de comunicación pone de manifiesto que escuchar no es simplemente un acto pasivo, sino una práctica activa de comprensión e interiorización del mensaje.
Proverbios 1:5-6 se suma a esta idea, declarando: " Escuche esto el sabio y aumente su saber; reciba dirección el entendido, para discernir el proverbio y la parábola" (NVI). Este versículo sugiere que el proceso de escuchar es continuo y esencial para el crecimiento en sabiduría. Al escuchar, no solo obtenemos conocimiento, sino también la capacidad de aplicar ese conocimiento de manera práctica y efectiva en nuestras vidas.
En mi experiencia personal, adoptar un espíritu de escucha ha transformado significativamente mis relaciones y mi caminar espiritual. Recuerdo una época en la que me enfrenté a un dilema profesional. En lugar de actuar impulsivamente, busqué consejo y me dediqué a escuchar atentamente a los colegas más experimentados. Esta práctica no solo me ayudó a tomar una decisión más informada, sino que también fortaleció mis relaciones en el lugar de trabajo. El acto de escuchar creó un espacio de confianza y respeto mutuo.
El hábito de escuchar también es crucial en nuestra vida familiar. Hay momentos en que las personas con las que convivimos (esposo, hijos, hermanos, etc.) necesitan que alguien las escuche sin juzgarlas ni interrumpirlas. Al practicar la escucha activa, demostramos amor y empatía, lo que fortalece nuestros vínculos. He aprendido que a menudo las soluciones a los problemas no surgen necesariamente de lo que digo, sino de la forma en que escucho.
En el contexto espiritual, un espíritu de escucha también resulta en una profundización de nuestra relación con Dios. Al meditar en las Escrituras y las oraciones, escuchar la voz de Dios requiere silencio y atención. Hay momentos en que las respuestas a nuestras oraciones no llegan de inmediato, sino a través de un proceso continuo de escucha y reflexión.
Por último, el espíritu de escucha promueve la humildad. Reconocemos que no tenemos todas las respuestas y que la sabiduría se puede encontrar en las experiencias y el conocimiento de los demás. Este reconocimiento nos hace estar más abiertos al aprendizaje y, como resultado, genera un crecimiento espiritual estimulado por las Escrituras (Heb 5:11-14; Pr 1:5-6; 1P 2:1-3; Col 1:9-10).
A continuación, podemos distinguir algunas ventajas de la escucha eficaz:
- Humildad: Reconocer que no lo sabemos todo y que los demás pueden ofrecernos conocimientos y perspectivas valiosas.
- Dominio propio: Practicar la escucha activa que requiere paciencia y la capacidad de controlar los impulsos de hablar o interrumpir.
- Apertura a la crítica: Estar dispuesto a escuchar la crítica constructiva y los comentarios como una oportunidad para crecer y mejorar.
En conclusión, lo que produce un espíritu de escucha es transformación. Transforma nuestras relaciones, nuestra comprensión espiritual y nuestro crecimiento personal. Mateo 15:10 y Proverbios 1:5 nos recuerdan que escuchar es más que un acto físico; es un ejercicio de sabiduría y comprensión. Al cultivar un espíritu de escucha, no solo honramos a Dios, sino que también nos posicionamos para recibir Sus bendiciones y guía más plenamente. En un mundo lleno de ruido y distracciones, elegir escuchar con atención es un acto de fe y sabiduría que da abundantes frutos en todas las áreas de nuestras vidas.