Escrito por Corina Diaz, voluntaria del Ministerio Hermana Rosa de Hierro en Argentina
A todas nos ha pasado tener expectativas altas acerca de una relación con algo o alguien, y luego, darte cuenta de que la realidad ha sido otra totalmente distinta a lo esperado.
Incluso, Jesús aun esperando la traición, guardaba en su corazón el deseo de pasar esa copa. “Dicho esto, Jesús se angustió profundamente y declaró: Ciertamente les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.” (Jn 13:21)
Aún en esta condición, Jesús sabía que no era Judas propiamente quién le causaba la herida, sino que reconoce que la reacción del otro viene de una situación externa, y este punto es muy importante para aplicarlo en nuestras vidas. “Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que pertenecía al número de los doce.” (Lc. 22:3) “Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él.” (Jn. 13:27)
Tomarse las situaciones de manera personal solamente nos genera más angustia y nos acorta el panorama general de la realidad.
El esquema de Jesús fue sencillo, solamente tres pasos:
- Aceptación de la situación.
- Oración al Padre para procesar lo que sentía.
- Mantener Su corazón abierto para dar amor.
Parece bastante sencillo, y te aseguro que no lo es, pero también te aseguro que, ¡Reducir las expectativas y aceptar lo que viene cultivando un corazón puro, nos hará el camino más llevadero!